01 de Enero: Días difíciles

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Palabra:

Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad. (Salmos 57:10)

¿Quién no tiene días difíciles, de aflicción, angustia, desolación, desilusión o pecado? Los familiares y amigos no siempre saben cómo ayudar. Y los que sufren, generalmente, prefieren el aislamiento. Nos reconforta saber que admirados personajes bíblicos y hombres y mujeres temerosos de Dios de todos los tiempos han experimentado días como estos. David, segundo rey de Israel, Asaf y otros, compartieron, en los Salmos, los sentimientos, los temores, las luchas y las victorias experimentadas en sus días más difíciles.

Después de aquel valiente acto en el que se enfrentó y mató al gigante Goliat, el todavía joven David se convirtió en un héroe nacional y amigo de Saúl, rey de Israel. Saúl le dio un puesto de mando en el ejército, lo que agradó tanto al pueblo como a los oficiales de Saúl. Siempre victorioso, David acabó siendo más alabado y exaltado que Saúl. Éste, muy celoso, se convirtió en enemigo de David hasta el punto de intentar matarlo más de una vez. David huyó a otras ciudades y al desierto, y vivió huyendo durante unos diez años (1 Samuel 17-23).

Un día, David y un grupo de sus amigos estaban escondidos en lo profundo de una cueva. Saúl, sin saber que David estaba allí, entró en la cueva por una necesidad personal. ¡Qué peligro para ambos! Los amigos de David le animaron a acercarse sigilosamente y matar a Saúl. Pero David no lo haría, considerando que Saúl era «el ungido del Señor» de todos modos (I Samuel 24).

Para muchos, esa cueva, así como la presencia de un enemigo tan poderoso y mortal, habría sido el escenario perfecto para una crisis de pánico y desesperación. Para David, sin embargo, era el lugar ideal para componer un himno de victoria, el Salmo 57.

Consciente del peligro, David no confió en sus propios recursos. Ciertamente, recordaba el día en que, solo, mató a un león y a un oso; más aún el día en que se enfrentó y mató al gigante Goliat, el enemigo más temido de Israel. Sin embargo, lo atribuyó todo a la bendición de Dios. Por eso, ante este nuevo reto, no confió en sus propias fuerzas y capacidades, sino que rezó: Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma (v.1). Poeta, se refirió a las húmedas y oscuras paredes de aquella cueva como las alas protectoras de Dios. A los malvados que estaban con él, les declaró: «Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece. El enviará desde los cielos, y me salvará De la infamia del que me acosa. […]» (vs.2-3). Así reacciona todo aquel que confía en el Señor, no en sus propios recursos sino que ¡ora y confía en Dios!

Orar y confiar en Dios es el secreto de la victoria, en todas las circunstancias. Como dijo la poeta Michele Dumont: «Cuando confías en Dios, al final todo sale bien».

Oración:

Señor, permíteme cada día crecer en fe, para saber que en todas las circunstancias, estarás allí para sostenerme y llevarme a la victoria, conforme a Tu voluntad. Amén.

Más Palabra Edificada / Misericordia Divina:

» Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)» Efesios 2:4-5
«Porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres.» Deuteronomio 4:31

«Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.» Hebreos 4:16

«Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.» Joel 2:13

» Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel.» Genesis 39:21

«Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo» Tito 3:5

» Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.» Lucas 6:36

«Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.» Lamentaciones 3:22-23

«Jehová, no retengas de mí tus misericordias;
Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.» Salmos 40:11

» Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.» Oseas 12:6

«Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.» Salmos 23:6

«Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
Que son perpetuas.» Salmos 25:6

«Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.» 2 Samuel 22:26

«La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron.» Salmos 85:10

«Alabad a Jehová, porque él es bueno,
Porque para siempre es su misericordia.» Salmos 136:1

«Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.» Lucas 6:36