Contenido
(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) – * Ha sido agregado estudio de referencias cruzadas por palabras y términos de versículo al final del Devocional. Esperamos sea de bendición para ti.
Palabra:
Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis. (Jeremías 25:3)
Justo antes de la muerte de David, retó a Salomón, su hijo y sucesor, con el trabajo de construir un lugar de adoración, una morada permanente para Dios en Jerusalén. Años antes, David había querido hacerlo, pero Dios se lo impidió mediante su profeta Natán, quien le explicó que no podría hacerlo porque siendo un hombre de guerra tenía las manos manchadas con la sangre de todos aquellos a los que había matado en la batalla. En cambio, Dios escogió a Salomón para hacer la obra y cumplir el sueño de David, pues él sería un hombre de paz. Por tanto, David preparó todos los bosquejos y los dibujos de construcción (planos con todas las especificaciones, en el lenguaje de construcción de hoy día), y se los dio a Salomón.
Salomón observó los dibujos; la ansiedad y la consternación lo embargaron ante la enormidad de la tarea. Nunca antes había construido algo, y mucho menos de esta magnitud. Ni siquiera era su sueño construir un templo para el Señor; era el de su padre. David entendía esto, pero al conocer a Dios como Él lo conocía y saber que Salomón era el hombre escogido de Dios, alentó a su hijo para que recordara durante todo el proyecto que Dios estaría con él, y dirigiría la construcción. Además, todos los sacerdotes y los levitas estaban preparados para ayudarle. Muchos de los artesanos y constructores de Israel, e incluso de los aliados de David— Hiram, el rey de Tiro—, estaban preparados para proporcionar las provisiones y el trabajo necesarios para la construcción.
Salomón cumplió el sueño de su padre de construir un lugar permanente para adorar a Dios, una de las maravillas del mundo en su época, y dio a Dios la gloria y el crédito por su continua presencia y ayuda (2 Crónicas 6).
Cuando Dios encarga un proyecto a una persona, puedes estar segura de que la equipará y la capacitará para completar la obra. Es su promesa para todo aquel al que llama.
Oración:
Señor, cuando piense que una tarea es mayor a mi capacidad, ayúdame a recordar que Tu promesa es la de capacitarnos para completar la obra, siempre para Tu gloria, pues nunca nos darás el reto sin antes habernos provisto con la fuerza y con la salida. Amén.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de Capitulo Jeremías 25:
La profecía de este capítulo está datada algunos años antes de las profecías del capítulo anterior, pues no están insertadas en el orden cronológico exacto en que fueron transmitidas. La fecha aproximada es en el primer año de Nabucodonosor, ese notable año en que la espada del Señor comenzó a ser desenvainada y pulida. Jeremías 25 nos muestra: I. Un repaso de las profecías que se habían transmitido a Judá y Jerusalén durante muchos años, por el propio Jeremías y por otros profetas, con el poco caso que se les hizo y su escaso éxito (vv. 1-7). II. Una amenaza muy explícita de la destrucción de Judá y Jerusalén, por el rey de Babilonia, por su desprecio a Dios y su permanencia en el pecado (vv. 8-11), una amenaza que está conectada con una promesa de su liberación de su cautiverio en Babilonia, después de 70 años (vv. 12-14). III. Una predicción de la destrucción de varias otras naciones vecinas, por parte de Nabucodonosor, representada como una «copa [o vaso] de ira» puesta en su mano (vv. 15-28), y una desolación hecha entre los pastores y sus rebaños y sus pastos (vv. 34-38). Así que aquí tenemos el juicio comenzando en la casa de Dios, pero no terminando allí.
Referencias cruzadas por término – Jeremías 25:3:
Desde el año trece de Josías.
Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado. (Jeremías 1:2)
Ha venido a mí palabra de Jehová.
Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy. (Jeremías 36:2)
He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso. (2 Reyes 13:1)
Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. (2 Crónicas 36:15)
Y he hablado desde temprano y sin cesar. Pero no oísteis.
Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon. (Nehemías 9:29)
Pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres. (Jeremías 7:26)