12 de Julio: Sálvame de mis perseguidores

Publicado por

Contenido

(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy. Esperamos sea de bendición para ti.) 

Palabra:

Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame. (Salmos 7:1)

¿Por qué tantos salmos hablan de ayuda y de rescate? ¿Por qué es tan importante conocer a Dios como nuestro refugio? Debido a que es nuestra mayor necesidad.

Es posible que no pensemos así. Muchas veces pensamos, y además, invitados arduamente por el mundo de hoy, que lo que necesitamos es más carácter, más posesiones o poder, más inteligencia o talento. No obstante, la evaluación de Dios en la Biblia es que nosotros somos ovejas con necesidad de un Pastor, los oprimidos con necesidad de un Liberador, los perdidos con necesidad de un Salvador. Las otras necesidades también son importantes, pero nuestra primera y principal deficiencia es nuestra impotencia para, por nosotros mismos, tomar el camino verdadero. Simplemente no está en nosotros, ni en nuestra naturaleza, lograrlo por si solos.

Eso es una contradicción directa de las filosofías humanistas y de las numerosas teorías de autoayuda que hoy en día se promueven. En ellos, se asigna mucha confianza a la capacidad del yo de hacer buenas obras, de obtener iluminación, de obedecer preceptos o de adquirir sabiduría. Sostiene que la solución está adentro. Sin embargo, Dios dice que no es así. La solución está afuera de nosotros, por encima de nuestra propia capacidad. Cualquiera que sea nuestra necesidad, se suple al retirar la mirada de nosotros mismos y al abandonarnos a nuestro Padre Celestial y darle a Él toda la postestad sobre nosotros mismos. Y es que Debemos correr a él. Él es la fuente de todo lo que necesitamos. Él es la solución. Es tal vez por esto que la fe bíblica resulta tan ofensiva para algunos. Hay cierta cantidad de orgullo en poder desarrollar la solución propia. Queremos obtener victorias, no ser rescatados. Sin embargo, la evaluación de la Biblia de nuestra capacidad es clara: necesitamos ser rescatados y no podemos lograrlo por nosotros mismos.

Aprendimos esta lección en cuanto a nuestra salvación, si de hecho conocemos a Jesús como nuestro Salvador. No obstante, muchos de nosotros olvidamos en el camino que esta vulnerabilidad es característica de toda la vida cristiana. En todo dependemos completamente de Dios. Hay una razón por la que Dios le dio tanto espacio en su Palabra a los salmos desesperados de David. Su desesperación es como la nuestra. ¿Necesitas provisión? Eso llega de él. ¿Protección? También es de él. ¿Sabiduría? De nuevo, solo de él. Menciona la necesidad, él es la fuente de provisión. Aprende a correr a tu Refugio.

Oración:

Señor, que no me engañe por los llamados del mundo, de que puedo, por mi mismo lograr mi bienestar. Que recuerde, cada día, que solo en Ti hallaré realmente, todo lo que necesito y no solo por hoy o mañana, sino para siempre. Que viva por esta verdad y te busque y te sirva cada día con más amor y con más voluntad, que asi sea. Amén.

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de Capitulo Salmos 7:

El Salmo 7 habla de cómo Dios defiende al justo frente al malvado que le acusa falsamente. El estudio bíblico del Salmo 7 muestra que, mientras el malvado cae en su propia trampa, el siervo del Señor encuentra consuelo en la justicia de Dios.

El Salmo 7 fue escrito por el rey David. Su título indica que este salmo fue un clamor de David al Señor en relación con las palabras de un benjamita llamado Cus. Es difícil identificar quién era este hombre y en qué ocasión acusó falsamente a David.

Algunos estudiosos creen que pudo ser una de las personas que sirvieron de informadores al rey Saúl en el momento en que quiso matar a David (cf. 1 Samuel 22-26). Esta posibilidad armoniza con el hecho de que Saúl también era benjamita. Otra posibilidad es que Cus fuera uno de los enemigos de David en la tribu de Benjamín en la época de la rebelión de Absalón (cf. 2 Samuel 16:5).

Referencias cruzadas por término – Salmos 7:1:

Salmos 30:12-31:1 – Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre. En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; Líbrame en tu justicia.

Jeremías 20:11 – Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.

Salmos 146:3-6 – No confiéis en los príncipes, Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos. Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios, El cual hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre,

Jeremías 31:18 – Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios.

Isaías 50:10 – ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.

Jeremías 15:15 – Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y véngame de mis enemigos. No me reproches en la prolongación de tu enojo; sabes que por amor de ti sufro afrenta.

Salmos 17:7-9 – Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra, De los que se levantan contra ellos. Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra de tus alas, De la vista de los malos que me oprimen, De mis enemigos que buscan mi vida.