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Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. (Mateo 7:24-25)
Jesús utiliza una ilustración para describir la realidad de aquellos que deciden escuchar sus palabras, y señala el resultado de esta elección.
Era una situación bien conocida en las regiones de Palestina, donde los ríos se secaban durante la estación seca y sus lechos se utilizaban para construir casas por personas que no conocían este fenómeno o por aquellos que sólo buscaban la facilidad.
Era más fácil construir en lechos secos, donde la arena era más esponjosa, en lugar de construir sobre las orilla, donde el suelo pedregoso hacía el trabajo más duro y difícil.
Pero algunos hombres no tuvieron en cuenta esta dificultad y se comprometieron a construir sus casas sobre la roca, definida por Jesús como el mejor y más seguro lugar.
Esta ilustración simboliza al hombre que busca conocer las palabras y la voluntad de Dios y establece su vida espiritual sobre Él; incluso si los cambios de la vida vienen, estará a salvo en la roca.
Jesús no deja dudas sobre la actitud de quien actúa de esta manera: «prudente» – el que evalúa antes de actuar y elige la mejor opción para su vida.
Jesús nos enseña de forma sencilla una profunda verdad: si los cimientos no son firmes, adecuados y están en el lugar correcto, el soporte de nuestra casa – nuestra vida – se ve comprometido. ¡Tenemos que ser prudentes!
Oración:
Señor, ayúdame a ser como el hombre prudente que edifico su casa sobre la roca, edificando ahora mi vida sobre el cimiento sólido y firme de las enseñanzas de Tu Santa Palabra, de forma que, a través de ella pueda hallar el camino a la transformación que esperas en mi conforme a Tu grandiosa voluntad, y pueda seguir alabándote, obedeciéndote y siguiéndote con fidelidad. Amén.
