Contenido
(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) – * Ha sido agregado estudio de referencias cruzadas por palabras y términos de versículo al final del Devocional. Esperamos sea de bendición para ti.
Palabra:
«Nosotros nos parecía que éramos como langostas; y a ellos también así les parecíamos» (Números 13:33)
La mayoría de las batallas que enfrentes en la vida, depederán de la forma en que te miras a ti mismo ¿Te consideras un valiente y poderoso guerrero de Dios… o un debilucho a quien los problemas pueden darle una paliza cuando lo deseen?
La respuesta a esa pregunta depende de ti. Lo comprendí cuando estaba estudiando acerca del pueblo de Israel, y de cómo fracasaron al no entrar en la Tierra Prometida. La clave de su fracaso se encuentra en las palabras: «Nosotros nos parecía que éramos como langostas; y a ellos también así les parecíamos» (Números 13:33).
La razón por la cual los israelitas estaban tan aterrorizados de pelear contra los gigantes de Canaán no era porque esos gigantes fueran tan grandes, sino porque los israelitas se veían a sí mismos como enanos. La imagen que tenían de sí mismos fue la que los derrotó.
El mismo principio se aplica en tu vida como creyente. La imagen que tengas de ti mismo es la que cuenta. Si a tus ojos eres un cristiano débil y sin poder, con facilidad pensarás que no puedes hallar las fuerzas que Dios te ha prometido. Ahora, cuando empieces a verte como un hijo de Dios, un conquistador del Dios todopoderoso, equipado con el mismo poder de Dios, caminarás confiado en que la victoria es ya una infalible promesa.
Si no te ves fuerte en el Señor, necesitas cambiar tu opinión de ti mismo. Debes llenarte por completo de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo para que vivas como un gigante espiritual.
Oración:
Señor, Ayúdame a mirarme victorioso, sabiendo que cuento contigo y que cada adversidad lleva un fruto que has procurado para mí, en ese propósito de bien que guardas para cada uno de tus hijos. Amen
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de Capitulo Números 13:
Números 13 narra la historia de los espías avanzaron con órdenes de Moisés, de observar si la tierra de Canaán era buena o mala, llena de bosques o desnuda, si sus habitantes eran muchos o pocos, si eran fuertes o débiles, si eran nómadas que habitaban en tiendas o se habían asentado hacía tiempo con fortalezas amuralladas. Tras una exploración de cuarenta días desde el Negueb hasta los límites de Hamat, los espías regresaron. Todos estaban de acuerdo en que la tierra manaba «leche y miel», pero diez de ellos quedaron tan profundamente impresionados por las fortalezas y la gigantesca estatura de los habitantes que incitaron una oleada de opiniones en contra de cualquier intento de tomar la tierra.
Referencias cruzadas por términos:
Números 13:33
Génesis 6:4 – Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
Deuteronomio 9:2 – un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac?
Números 13:22 – Y subieron al Neguev y vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto.
Jeremías 17:7-8 – Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Isaías 1:16-19 – Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;