Palabra:
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (Efesios 6:16)
El apóstol Pablo habla en el versículo de hoy, de una batalla espiritual que nos afecta a todos. No hay un campo neutral en esta guerra. Nuestra lucha no es contra las personas, sino contra los principados y poderes, contra los seres espirituales malvados, que diariamente buscan devorarnos. No podemos entrar en esta arena de lucha cofiando en nuestras propias fuerzas. Las armas carnales no pueden servirnos en esta lucha. Necesitamos armas espirituales, poderosas que solo pueden ser halladas en el poder de Dios, único poder capaz de destruir fortalezas y anular sofismas. Necesitamos toda la armadura del Señor para protegernos y también para atacar las fortalezas del mal.
Una de las piezas de la armadura del cristiano es el escudo de la fe. El soldado romano llevaba un gran escudo que protegía todo su cuerpo. Cuando el enemigo lanzaba sus flechas incendiarias, el soldado romano se protegía detrás de este escudo que borraba las flechas del enemigo. El malvado, asesino y traidor, siempre trata de golpearnos, lanzándonos sus flechas llameantes.
Son acusaciones mentirosas, ataques furiosos y conspiraciones diabólicas. La forma de borrar estas flechas envenenadas del enemigo es neutralizarlas con el escudo de la fe. El enemigo trata de sembrar la duda, pero la fe se aferra a las promesas. El enemigo trata de destruirnos, pero la fe se basa en la verdad inquebrantable de que Dios es nuestro protector infalible, nuestro Pastor, nuestro guía que puede llevarnos al final del túnel, para nuevamente ver la luz, sin importar el tamaño de la adversidad que enfrentemos.
Oración:
Señor, fortalece mi fe y mi confianza en Tu poder, en Tu cuidado y en Tu guía. La fe es mi escudo y arma principal contra los ataques del enemigo y de aquellos que quieren derrumbarme, por ello dame la disciplina, para cada día seguirte, obedecerte y glorificarte de forma que ella se mantenga sólida y me lleve a la victoria en cualquier situación. Amén