Palabra:
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. (2 Corintios 4:6)
En tiempos de dificultad, el mundo utiliza nuestros temores para vendernos un mensaje falso: Ocúpate de ti mismo. Cuando más turbulenta se vuelve la vida, más fácil se vuelve centrarse en uno mismo. Nos enfocamos en las cosas por las que debemos preocuparnos, según la opinión del mundo, y nuestros pensamientos se reducen solo a nuestras necesidades. Pero Dios quiere que dejemos de pensar en nosotros mismos, y que nos enfoquemos en lo que Él tiene en mente para nuestras vidas.
Entonces, ¿cómo deberíamos responder a los tiempos de confusión? Primero, quienes conocemos a Cristo estamos llamados a tener valentía y confianza, porque sabemos que Él basta, no importa lo que suceda. Segundo, la Biblia dice que somos la luz del mundo, y que estamos llamados a vivir el mensaje transformador que hay en nosotros. Piense en cómo respondía la iglesia primitiva a aquellos agitados tiempos. Seguían adelante con valentía —dispuestos incluso a perder sus vidas— porque sabían cuán grande era el regalo que Dios les había dado, y querían compartirlo con el mundo.
Dios no quiere que sus hijos se concentren en sí mismos en momentos de crisis o inestabilidad. Por el contrario, Él nos llama a tomar la oportunidad para llevar su esperanza a quienes están buscando lo que realmente importa.
Dios nos confió una misión: marcar una diferencia en la vida de las personas, por medio de su Espíritu. Si perdemos nuestro egocentrismo y dejamos de vivir para nosotros mismos, otros se sentirán atraídos al amor, al gozo y a la paz de Dios que hay en nosotros.
Oración:
Señor, en tiempos de dificultad, ayúdame no solo a pensar en mis propias necesidades, sino a también tomar en cuenta, que aún en la adversidad que esté atravesando, puedo ser instrumento de bien, en la vida de otras personas.