22 de Septiembre: Cómo clamar a Dios

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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)

Palabra:

Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová. (2 Crónicas 20:4)

¿Qué y cómo debo pedirle a Dios?

Pídele a Dios que te ayude en formas muy prácticas. Pídele que haga que las cosas funcionen cuando de otro modo no resultaría.

Dios quiere abogar por ti. A Él le importan las necesidades diarias de tu vida y quiere ayudarte con los pequeños detalles.

Reflexiona sobre las cosas que has hecho mal en tu vida.

Recuerda que el amor de Dios cubre una multitud de faltas y equivocaciones. Dios encubre las cosas para liberarnos de su poder humillante. Agradéceselo.

Da gracias a Dios de que en cada momento de tu vida eres bendecido por Su amor. El amor del Señor te consuela, te calma y te levanta.

Cuando tengas necesidad de consuelo, debes saber que Dios siempre está justo ahí contigo. En la presencia de Dios el desánimo se transforma en valor y la esperanza se hace realidad.

Oración:

Padre eterno: Estoy asombrado por la posibilidad de que Tú puedas realmente amarme de esta forma; estás tan lleno de deleite y eres tan acogedor. Ni mi corazón ni mi mente lo puede captar.

Yo suponía que Tú serías menos íntimo, que estarías menos dispuesto a estar cerca de mí. Creo que ésa es la razón por la que me he quedado distante y he sido impersonal contigo, excepto en aquellos momentos de gran necesidad.
No eres impersonal ni remoto en lo absoluto, ¿verdad?  Me abro a Tu amor asombroso, Señor, y pido que me ayudes a superar este tipo de temor hacia Ti.

Te agradezco porque no tengo que trabajar para ganarme Tu aprobación; fuiste Tú quien me quiso antes de que yo ni siquiera comenzara a quererte a Ti.

Ahora vengo a Ti, con el deseo de confiar más en Ti por todas las cosas que Tu amor provee: ventajas, refugio, aliento, esperanza, misericordia y satisfacción.

Estoy tan humildemente  agradecido que me recibas en Tu presencia  por medio de Él, y de compartir con Él todos los privilegios de ser llamado Tu Hijo amado. Amén.

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del Capítulo – 2 Crónicas 20:4

En 2 Crónicas 20, el escritor nos cuenta cómo Josafat y el pueblo de Judá fueron testigos de una gran liberación de Dios. Resultó que un enorme ejército enemigo marchaba contra ellos.

La actitud que adoptó Josafat fue la de consultar al Señor Dios, proclamar el ayuno, humillarse y orar. Él y todo el pueblo buscaban a Dios con firmeza.

Como resultado, el Señor Dios les envió una respuesta y les aseguró: «No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. (v.15)».

El Señor Dios les dio una instrucción para la victoria. Ante las palabras del Señor, pusieron a los cantores al frente del ejército y entraron en la batalla alabando a Dios.

Sucedió que cuando llegaron allí, sólo vieron cadáveres en el suelo; nadie había escapado. Dios les dio la victoria, como había prometido.

Hubo gran alegría y satisfacción entre todos. Celebraban servicios, ofrecían sacrificios y festejaban al Señor.

Mas Palabra Edificada/Clamar a Dios:

Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. (Éxodo 2:23)

Y Samuel tomó un cordero de leche y lo sacrificó entero en holocausto a Jehová; y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó. (1 Samuel 7:9)

Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: !!Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. (2 Crónicas 14:11)

Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. (Salmos 34:6)

Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare.Llévame a la roca que es más alta que yo. (Salmos 61:2)