Contenido
(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
Palabra:
Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. (1 Tesalonicenses 2:4)
Piensa:
Una de las marcas de este período incierto que transitamos ha sido el infortunado derrumbe de las estructuras que durante siglos han mantenido en pie a la familia. En una cultura en la que somos testigos de un notable deterioro en la capacidad de construir relaciones sanas con el semejante, las bases que la sustentan se ven comprometidas.
El resultado de esta insuficiencia es que llegamos a la adultez sin poseer las herramientas necesarias para edificar relaciones robustas y maduras. Nuestro acercamiento al prójimo está viciado por el egoísmo y la urgencia de encontrar en otros lo que deberíamos haber recibido en el entorno de nuestro propio hogar de origen.
Este apremio muchas veces yace escondido en lo más profundo del subconsciente. Enturbia, de manera inevitable, las aparentes buenas intenciones con las que nos acercamos a los demás. Nos conduce hacia relaciones donde el objetivo siempre es sacarle algo a la otra persona. El beneficio anhelado puede ser la aprobación de los demás, el cultivar vínculos que apacigüen el dolor subyacente que
atormenta nuestra existencia o, incluso, el sacarle un rédito económico al prójimo.
El apóstol Pablo no desconocía esta tendencia, tan antigua como la existencia del ser humano mismo. Por esto, se siente en la necesidad de aclararle a la iglesia de Tesalónica: «Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo»
La exhortación de Pablo es una muestra de cuán maravillosa es la preciosa libertad que alcanzamos cuando el Señor nos libra de la necesidad de agradar o usar a los hombre No necesitamos que los demás piensen bien de nosotros. No requerimos su aprobación, porque hemos decidido vivir buscando agradar a Aquél que está por encima de todo imperio humano. Hemos entendido que toda valoración humana está construida sobre presupuestos frágiles y apreciaciones defectuosas. Solamente nuestro buen Padre celestial ve con absoluta nitidez las intenciones y las motivaciones escondidas de nuestro corazón. Por esto, su opinión es la única que realmente tiene peso. Saberlo nos hace libres de la aprobación o desaprobación de los demás.
Oración:
Señor, quita de mi corazón el egoísmo que pueda poner en riesgo las relaciones que disfruto con las personas que más amo. Líbrame de las maniobras que tienen como objetivo conseguir que las cosas sean siempre como yo quiero. Enséñame a amar como tú amas, buscando lo mejor para los demás, aun cuando signifique que yo deba sacrificar mis más profundos anhelos. Amén
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Pasaje:
1 Tesalonicenses 2:4
Tema del Capítulo – 1 Tesalonicenses 2:
En 1 Tesalonicenses 2, Pablo relata a los hermanos sus luchas y tribulaciones al predicar el Evangelio de Jesús. Su intención al hacerlo no es la codicia o el deseo de gloria personal, sino cumplir con su vocación y complacer a Dios que los llamó.
Pablo quiere subrayar que no era una carga para la iglesia. No se dejó dominar por la codicia y trabajó día y noche para no agobiar a los humildes hermanos de Tesalónica.
Al saber que los tesalonicenses se enfrentan a la oposición, Pablo les anima a perseverar. Relata cómo su ejemplo ha sido importante para el crecimiento de la fe de otras iglesias y del Reino de Dios.
Termina diciendo lo mucho que le gustaría visitarlos. A Pablo le gustaba estar con los hermanos y formar parte de la vida cotidiana de la iglesia.
Esbozo de 1 Tesalonicenses 2:
2.1 – 6: Anunciar el Evangelio en medio de la adversidad
2:7-13: La labor de Pablo entre los tesalonicenses
2:14 – 16: El sufrimiento de los tesalonicenses
2:17 – 20: El deseo de Pablo de visitar a los hermanos
Comentario Bíblico Romanos 12:12
El apóstol no tenía motivación mundana para predicar. Sufrir en una buena causa debe aguzar la santa resolución. El evangelio de Cristo encontró primero mucha resistencia y fue predicado con contención, con esfuerzo al predicar, y en contra de la oposición. Como el tema de la exhortación del apóstol era verdadero y puro, su manera de hablar era sin maldad. El evangelio de Cristo está concebido para mortificar los afectos corruptos, y para que los hombres puedan ser llevados a someterse al poder de la fe. Debemos recibir nuestra recompensa de este Dios que prueba nuestros corazones. Las pruebas de la sinceridad del apóstol era que él evitaba el halago y la codicia. Evitaba la ambición y la vanagloria.
Referencias cruzadas:
Romanos 8:27 – Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Salmos 17:3 – Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; He resuelto que mi boca no haga transgresión.
Efesios 3:8 – A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,
Lucas 16:11 – Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?
Apocalipsis 2:23 – Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.
Salmos 139:1-2 – Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos.
Números 27:16 – Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación,
Salmos 7:9 – Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.
Juan 21:17 – Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Gálatas 1:10 – Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.