Palabra:
Jehová estableció en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todos. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo a la voz de su precepto. (Salmos 103:19-20)
¿Alguna vez se ha preguntado si es realmente salvo? Muchas personas luchan con esta pregunta, pero mi objetivo es que usted experimente esta seguridad.
Salvación es lo que sucede cuando Dios nos rescata de la culpa y del castigo por el pecado, y entablamos una relación con Él. El Señor Jesús dijo que Él es el único camino al Padre (Jn 14.6); merecíamos la separación eterna de Dios por nuestro pecado, pero Cristo tomó nuestro castigo al morir en nuestro lugar. Cuando creemos en Él como Salvador y nos dedicamos a seguirle, somos salvos.
La pregunta surge cuando el creyente peca y se pregunta si su relación con Dios está bien. Otros se preguntan si alguna vez entregaron realmente sus vidas a Él y creyeron, o si fue algo fingido.
Déjeme asegurarle esto: la Biblia es clara en cuanto a que la salvación no depende de ninguna obra que hagamos (Ef 2.8-9). Es el Espíritu Santo quien nos convence de nuestra necesidad (Jn 16.8). Nuestra redención es un regalo que Dios da a todos los que reconocen a Jesús como Señor y Salvador.
Una vez que somos salvos, no hay nada que pueda separarnos eternamente de Él. Nuestro Padre celestial nos adopta, y aunque podamos decidir pecar y no tener comunión con Él, nuestra salvación es siempre segura.
¿Lucha usted con la duda en cuanto a su salvación? No es el único. Dios quiere que sus hijos tengan confianza en cuanto a esto. Por medio del Espíritu Santo, logramos tener el deseo y el entendimiento que hacen posible nuestra redención. Entonces Dios nos salva. Solamente tenemos que aceptarle y obedecerle.
Oración:
Señor, dirigeme siempre por tus caminos, de manera que pueda glorificarte, aceptando Tus designios, obedenciendo Tu Voluntad y siguiendo las ensenanza de Tu Palabra. Amén.