Palabra:
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:8)
Cuando Dios le dijo a Josué que los israelitas tomarían posesión de la Tierra Prometida, incluyó una orden importantísima: meditar en su ley a todas horas, y obedecer todo lo que ella decía. Esto les garantizaría el éxito.
La meditación en la Palabra sigue siendo crucial para los cristianos hoy. En nuestra cultura estamos inundados por valores mundanos y prioridades que dejan fuera a Dios, y a menos que guardemos nuestros corazones, comenzaremos a aceptarlas.
Por tanto, debemos disciplinarnos para meditar en la Palabra de Dios cada día. Esto implica leer la Biblia con una actitud de oración, guardar silencio delante del Señor para poder escucharlo, y poner en práctica las verdades bíblicas en nuestras vidas.
Por supuesto, estas cosas no ocurren por accidente. Las distracciones nos quitan la capacidad de enfocarnos, por lo que es necesario apartar tiempo para meditar en la Palabra de Dios. Piense sus beneficios:
• Calma nuestro espíritu, y le da entrada a Dios para purificar nuestros corazones.
• Desarrolla hambre de su Palabra, para que podamos tener una comprensión más profunda de Jesús, y una mayor sensación de su poder.
• Agudiza nuestra conciencia de la presencia de Dios.
Meditar en la Palabra de Dios puede requerir levantarse más temprano, o renunciar a momentos de ocio durante el día. Pero tener una vida llena de paz y de gozo, dependerá de nuestra decisión de centrar en Cristo la mente y el corazón. ¿Está usted dispuesto a reservar un tiempo para Dios cada día?
Oración:
Señor, fortalece mi disciplina para meditar cada día en las verdades de Tus Santas Escrituras, de forma que las practiqué en mi vida y experimente la paz y el gozo de Tu presencia.