Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. (Números 4:24-26)
La bendición de la palabra de hoy constituye en si misma una promesa. La bendición que nuestro gran Sumo Sacerdote pronuncia sobre nosotros seguramente tendrá su efecto, porque expresa la voluntad de Dios. ¡Qué delicia vivir bajo la bendición divina! Esto infunde un aroma delicioso a todas las cosas.
Si somos bendecidos, todos nuestros bienes y todas nuestras alegrías serán bendecidas; nuestras pérdidas y aflicciones también lo serán. La bendición de Dios es profunda, real, efectiva. La bendición del hombre puede consistir sólo en palabras; pero la de Dios enriquece y santifica.
Asimismo, cosa deliciosa es ser guardados por Dios: guardados por Él, guardados en Él y guardados cerca de Él. A quienes Dios guarda bien guardados están, porque son guardados del mal y reservados para la dicha eterna. La guarda de Dios va acompañada de la bendición divina con el fin de establecerla y confirmarla.
Este día me hace alabar a Dios con toda mi alma por sus bendiciones y su protección.
Palabra Diaria: Señor, gracias por todas las bendiciones que cada día me entregas en Tu infinita misericordia. Fiel a Ti, Hoy viviré en la confianza de saber que me dencirás y me guardarás, de todo aquello que intente dañarme, y alejarme de Tus Santos y maravillosos caminos.