¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. (Salmos 42:11)
Señor, sin importar las circunstancias, por favor ayúdame a seguir adelante, aprendiendo a ser paciente y a esperar por Tus tiempos. Recuérdame que Tu nunca me darías una carga que yo no pueda soportar, porque donde terminan mis fuerzas, justo ahí empiezan las tuyas.