Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. (1 Corintios 6:12)
Dios tiene un plan asombroso para bendecirnos radical y enormemente, pero para disfrutar plenamente de Su plan debemos obedecerlo de manera radical y enormemente. Necesitamos la ayuda de Dios para permanecer en el camino hacia Sus bendiciones. Pídele que te trate con firmeza si hay áreas en tu vida que le desagradan y cuando Él lo haga, responde con pronta y completa obediencia.
Escribiendo sobre el estándar de la ética cristiana, el Apóstol Pablo en el versículo de hoy llama nuestra atención sobre la diferencia entre lo que es legal y lo que es moral. «Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.»
Pablo reacciona severamente. Hay cosas que pasan la prueba de la Ley, pero no la soportan, cuando se enfrentan a la prueba de la moralidad bíblica – no encajan. Con este argumento, el Apóstol repite la enseñanza de Jesús en el sermón del Monte. El que alimenta el odio contra su hermano es tan reprobable como el que mata con un arma,. El gran tema de Jesús es la intención. Es el corazón. El creyente podría odiar, porque está cubierto de razones: odiar, sin embargo, no es conveniente, el creyente puede sentir rencor por un daño recibido, y hasta asistirlo la razón del evento particular que le afectó, sin embargo, no es conveniente, el creyente puede no entender en un momento dado la prueba que atraviesa, y sentirse defraudado por Dios, sin embargo no es conveniente.
Hay muchas cosas que podemos hacer, pero no serían la mejor opción ni producirían el mejor resultado. Hagamos como dijo Pablo y elijamos «lo mejor» (ver Filipenses 1:10),que es aquello que la luz de la ética cristiana, glorifique a Dios y nos mantenga siempre cimentados en su verdad. El Señor nos dará la sabiduría para lograr elegir siempre, no lo que pensamos correcto en un momento sino lo continuamente «conveniente» a la luz de Su Palabra.
Palabra Diaria: Señor, dame la sabiduría para elegir siempre lo mejor; no aquello basado en mi propio entendimiento de las cosas, sino en la ética de lo que es conveniente para honrarte y glorificarte.