Versículo:
Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. (Salmos 103:2)
Comentario:
Bendecir es adorar, es engrandecer, es clamar en acción de gracias.
El salmista llama a su propia alma a alabar al Señor. Anuncia el riesgo que corremos de separarnos de nuestra relación con Él y dejar que el lado humano y racional cree obstáculos para que no lo adoremos de todo corazón.
Todavía recuerda todo lo que el Señor ha hecho en su vida. Y es que el no reconocer estas acciones de Dios lleva a muchas personas a atribuir sus éxitos y alegrías a otros agentes: la casualidad, una capacidad o habilidad, o simplemente «al destino».
De ahi que agradecer siempre a Dios por su misericordia, su provisión y su protección, al igual que al salmista, bendecirá nuestra alma en todo momento, con su presencia maravillosa.
Oración:
Señor, haz de mi corazón, un corazón agradecido y enséñame a apreciar, siempre en Tu voluntad, todo aquello que pones y quitas de mi vida.