No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. (Juan 14:1)
Padre, Gracias por enseñarme cada día mi victoriosa manera de vivir. Gracias por haber dejado a tu Santo Espíritu como mi compañía y Consolador. Te ruego hoy, precioso Espíritu Santo, retomes el trono de mi vida y me guíes por la senda correcta, donde las vicisitudes diarias no me hagan olvidarte.