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Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. (Salmos 103:13)
Comentario:
¡Seguridad familiar!
El salmista comparte la forma en que siente a Dios actuando en su vida y expresa que esta es la forma en que el Señor actúa en las vidas de aquellos que se acercan y se dejan cuidar por Él.
Lo grandioso es que casi siempre tenemos en Dios la figura de un padre al que acudimos en medio de dificultades extremas.
Tener en Dios un lugar de refugio y sustento es una de las cosas más impresionantes en el ejercicio de la fe humana y la prueba de esta fe; Sin embargo, el problema radica en nuestra capacidad para dejar que esta realidad se desgaste hasta que se vuelva casi inexistente, entonces surge otra adversidad, y ahí vamos de nuevo para volvernos a la misericordia del Señor.
Lo que vemos en el texto de hoy es un testimonio vivo de alguien que ha experimentado las innumerables misericordias del Señor después de haberse desviado y caminado largos tramos sin la dirección y la presencia de Dios (leer Salmo 51:1- 4).
El salmista atestigua que el Señor actúa como un padre compasivo que no mira de dónde y cómo venimos, sino que nos recibe como hijos amados que necesitan ser abrazados, acogidos y restaurados.
Oración:
Señor, recíbeme y restáurame para que pueda vivir la experiencia de una fe viva no contada por otros, sino expresada por mis labios y el fruto del deseo de mi corazón.
