Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios. (Jeremías 3:22)
Señor, blinda mi corazón para permanecer siempre fiel a Tu palabra, no dejandome llevar por las cosas que me alejan de Tu camino, no distrayéndome ni cayendo en conductas que no reflejan ni me conducen a convertirme en la persona que esperas que sea. Gracias Padre por mantenerte a mi lado y por no abandonarme, por confiar en mí, por restaurarme y por traerme de regreso a Tus sendas, siempre que he perdido el rumbo.