Habrá considerado la oración de los desvalidos, Y no habrá desechado el ruego de ellos. (Salmos 102:17)
Señor, líbrame de los caminos que llevan al pecado, protégeme de las trampas del enemigo, concédeme la disciplina para no ser atraído por todas las cosas que me separen de Tu maravillosa presencia. Dame tu amor, Tu paz, y permíteme experimentar Tu poder en mi vida. Restaura mi alma y transfórmame en instrumento al servicio de Tu reino.