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El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. (Salmos 34:7)
Comentario:
Mucho se ha equivocado al tratar de explicar este versículo; para algunos, representa la certeza de que cada uno de nosotros tiene un «ángel» a nuestro alrededor y nos protege de situaciones adversas. Pero seguramente esa no es la verdad que el salmista quiere revelarnos, sobre todo porque no tenía intención de tratar con una doctrina al expresar su fe y su alabanza a Dios.
Sabemos que la expresión «ángel» significa «mensajero»; en su experiencia de vida y de servidumbre a Dios, el salmista vivió momentos de extrema dificultad y dolor, pero también vivió momentos de alegría y placer, en los que Dios se pre-sentía y actuaba directamente.
Cada persona que nos ayuda, nos sostiene, nos libera de situaciones adversas y que no podemos entender cómo aparecieron, de una hora a otra y sin saber de dónde, es «mensajero», «enviado», «ángel» de Dios para ayudar a sus siervos.
La gran pregunta es que estamos esperando un milagro de Dios, algo que es grande, visible e incuestionable. Así, terminamos no percibiendo la acción de Dios a través de un pequeño gesto, una pequeña acción, una simple palabra; llegando a través de una persona que ni siquiera conocemos. ¡Pero Dios estaba allí! Actuando y obrando, en nuestro nombre.
Temer a Dios es esperarle incondicionalmente, y nuestra alabanza debe ser la manifestación, en cualquier situación, de nuestra certeza de que el Señor estará ahí, a nuestro lado, sin ver, sin manifestaciones extraordinarias a los ojos humanos; pero en la sencillez de un gesto, de una palabra de acción.
Oración:
Señor, Confío en Tu presencia constante en mi vida y aunque en momentos de duda pueda pensar que no estás conmigo, tengo la convicción de que siempre actuarás a mi favor.
