Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40:31)
Como pastor, la gente me pregunta con frecuencia cómo tomar la decisión correcta en circunstancias difíciles. Lamentablemente, veo que muchas personas cometen errores en este aspecto.
Por ejemplo, algunas oran a toda prisa; le piden al Señor que les dirija, pero no escuchan su respuesta. En vez de eso, toman su propia decisión y confían en que Él la bendecirá. Sin embargo, esperar que Dios bendiga lo que no es de Él, hará que desaprovechemos lo mejor que tiene para nosotros. Por eso debemos estar conscientes de varios escollos que impiden escuchar su dirección de manera precisa.
Primero, esté consciente de los deseos carnales. Todos los deseos no son malos, pero a veces se vuelven peligrosos cuando consumen nuestros pensamientos. Con el tiempo, podemos creer que el resultado que deseamos es la voluntad de Dios, cuando en realidad no estábamos escuchando su voz.
Segundo, tenga cuidado con los consejos desacertados. Hasta los amigos más bienintencionados pueden desviarnos. Debemos buscar el consejo de quienes caminan con el Señor y están anclados en su Palabra.
Tercero, tenga cuidado cuando se sienta impaciente, inseguro o presionado de alguna manera. Estas emociones pueden llevarle a tomar decisiones imprudentes. La paciencia es difícil, pero la voluntad perfecta de Dios vale siempre la espera.
Tome la decisión de seguir la dirección de Dios. Para ello, limpie su corazón, pida orientación, espere y escuche. Cuando usted aceptó a Cristo como su Salvador, el Espíritu Santo entró en su corazón y le selló como hijo de Dios. Él le enseñará cómo vivir y recibirá su dirección, si la pide y cree.
Palabra Diaria: Señor, purifica mi corazón y concédeme la obediencia para seguir Tu dirección y no las voluntades de mis propios deseos. Continúame enseñando a vivir por Tu verdad y para Tu voluntad, dondequiera que me encuentre.