Palabra:
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? (Mateo 6:25)
El Sermón de la Montaña es uno de los pasajes más bellos de los Evangelios, donde encontramos a Jesús reunido con las multitudes, hablando de asuntos cotidianos y temas que preocupaban a la gente en todo momento de la historia humana. En particular, en el capítulo 6, en los versículos 25 a 34, tratan de las ansiedadades de la vida.
Jesús difunde a sus oyentes la verdad sobre la providencia de Dios para los hombres, con el fin de sostenerlos y guiarlos a una convivencia espiritual capaz de establecer y fortalecer la relación entre El Señor y los que le siguen.
Confiar en Dios como proveedor y sustentador es una actitud de fe y rendición. La naturaleza humana, sólo en el ejercicio de la racionalidad, nunca admitirá una intervención divina en sus pasos.
Por eso Jesús habla a la multitud para hacerles entender que Dios podía y quería ser el fundamento de sus vidas.
Cuando confiamos, nos rendimos. ¡Cuando nos rendimos, descansamos! Estas actitudes están directamente relacionadas con el ejercicio de la fe. Podemos hablar de Dios, alabarle, leer su palabra y reunirnos en su nombre; pero si no confiamos en Él, estaremos completamente vacíos de confianza.
La ansiedad corroe nuestro espíritu, nuestro cuerpo físico y consume nuestra vida; la confianza en Dios regenera y sostiene nuestra existencia; vivir una u otra de estas realidades es una elección que está en nuestras manos.
Oración:
Señor, sé que en los momentos de dificultad, cuando las cosas escapan de mi control, puedo ser abrumado por la ansiedad y tener dudas de lo que pueda venir en el futuro. En esos momentos, tómame de Tu mano, y fortalece mi fe, para descansar en Ti mis cargas y de esa forma, recibir Tu paz restauradora y verdadera. Amén.