«También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia» (Lucas 18:1-5)
Señor, Concédeme la fortaleza para mantenerme firme y perseverante en mi oración, sabiendo que conoces el mejor camino y que en Tu justicia no hay lugar para las preguntas sin respuesta. Guíame a mantener la constancia de mi fe Señor, para perseverar siempre en Ti.