Palabra:
Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. (Mateo 14:30-33)
¡La fe puede conquistar todos los obstáculos!
Algunas personas insisten en mantener a distancia a Cristo, esperando que los obstáculos desaparezcan para entonces acercarse a Él. Cuando los cielos económicos sean más brillantes; cuando las dudas se hayan aclarado; cuando el dolor de la tristeza se haya mitigado: entonces irán a Jesús,
Pedro, sabiendo que el Maestro estaba cerca, con fe sublime le pidió que le permitiera ir a Él a través de las aguas agitadas. El temor casi lo vence, pero aun así Jesús lo levantó de la mano.
Siempre hay tormentas de dificultad y dudas que nos asaltan. Las preguntas sin respuesta y el problema de errores espantosos siempre están batallando contra los propósitos benévolos de Cristo. No permita que las tormentas lo mantengan lejos de la presencia consoladora de Cristo. ¡Haga de las tormentas un puente y acérquese a Él!
Cuando Jesús se levanta, la tormenta cesa. La calma viene del poder de su presencia. Cuando un hombre fuerte y callado interviene de manera imponente en medio de una multitud de pendencieros ruidosos, su misma presencia los avergüenza y acalla su alboroto; así Jesús se introduce entre las fuerzas de la naturaleza y éstas se aquietan al instante.
Oración:
Señor, dame una fe tan fuerte, que no sienta temor ni miedo ni dudas ante los obstáculos, sino la plena confianza de que podrán ser superados, siempre en los tiempos perfectos de Tu voluntad, porque Tu presencia nos acompaña y nos guía en todo momento. Amén.