Palabra:
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. (Salmos 23:4)
Las cimas espirituales son lugares maravillosos para descansar. En esos momentos, nos sentimos cerca de Dios y seguros de su amor. Pero llegamos a esos lugares elevados esforzándonos en el valle, donde descubrimos el carácter de Dios, la verdad de sus promesas y nuestra propia debilidad. Hay aspectos del Señor que vemos solo cuando viajamos a través de las sombras.
Dios es un pastor celoso. Quiere que sus seguidores dependamos completamente de Él. Nos lleva a través de los valles para eliminar lo que nos pueda estar impidiendo confiar en Él. Ahí es donde descubrimos si nuestra fe, coraje y sabiduría son creados por nosotros mismos o por el Señor.
Aunque caminar por los valles de la aflicción es una parte inevitable de la vida, los creyentes no se quedan sin consuelo. El versículo 5 trata sobre tener necesidades satisfechas, incluyendo el deseo de ser consolado. Aquí está la imagen de un tierno pastor que frota aceite sobre la piel de un animal. Dios promete seguridad, sanidad y seguridad, incluso en las dificultades.
Los creyentes pueden gritar: “¡Confío en Dios!” desde la montaña porque han aprendido a vivir por fe en el valle. Caminar a la sombra del mal es un trabajo difícil y aterrador. Pero cuando nos rendimos a todo lo que el Señor tiene que enseñarnos en este lugar oscuro, nuestro espíritu se calma y nuestra fe se fortalece.
Oración:
Señor, Gracias por brindarme en cualquier circunstancia Tu luz que disipa cualquier oscuridad que pueda llegar a mi vida. Haz crecer mi determinación para no rendirme ante el peligro, recordando que cuento con la seguridad de que como Mi eterno pastor, me cuidas bien. Amén.