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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia. (Tito 3:4-5)
¿Cómo responde cuando encuentra oportunidades para servir a Dios? Permítame enumerar algunas de las respuestas incorrectas:
- No puedo.
- Mi agenda está demasiado ocupada.
- No sé cómo hacerlo.
- No soy pastor.
Estas respuestas cierran la puerta antes de que sepamos si el Señor quiere o no que entremos.
Y es que Nuestro Padre quiere que sus siervos estén dispuestos, primero, a hacer lo que sea; y después, a buscar conocer su plan específico para ellos. Dios dota de manera especial a sus seguidores para que le sirvan conforme a su voluntad. Pero cuando ya hemos decidido que no podemos hacerlo, que no lo haremos, o que no estamos bien preparados, estamos actuando entonces de acuerdo con nuestra voluntad, y eso no está bien.
Usted puede servir al Señor como buen padre, o como quien comparte el evangelio con sus compañeros de trabajo, o como amigo que escucha a quienes estén sufriendo. No hay ninguna restricción en lo que Dios puede hacer con un ayudador dispuesto. El poder de su Espíritu supera las limitaciones humanas. ¿No se siente lo suficientemente valiente? Dios puede cambiar eso. ¿No tiene las aptitudes adecuadas? Dios puede cambiar eso.
Dejar las excusas es lo más sabio que podemos hacer para servir a Dios. Confíe en que el Señor le capacitará para hacer lo que él le llame a hacer, y que se ocupará de dotarle y prepararle debidamente (Ef 2.10; 2 Ti 2.20; 3.16, 17). Lo único que él le pide es que diga «sí». Dejar las excusas es lo más sabio que podemos hacer para servir a Dios.
Palabra diaria: Señor, permíteme servirte independientemente de la realidad que enfrente, usando los dones con los que me has bendecido para glorificarte, siempre en mis acciones y mis palabras.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Pasaje:
Tito 3:4-5
Tema del Capítulo – Tito 3:4-5:
En Tito 3, Pablo advierte a Tito sobre el comportamiento de los cristianos en la sociedad en general. Al igual que en Tito 2 debía enseñarles cómo comportarse en el trabajo, en las relaciones y que debían huir de los pecados de la lengua.
Estos cristianos debían ser influenciados por el Espíritu Santo, pues ya habían sido lavados por la poderosa sangre de Jesús. Una vez más se amonesta a Tito para que defienda la fe evangélica, pero para que evite las discusiones y los debates improductivos.
Influenciado por el Espíritu Santo
Una vez más, Pablo hace hincapié en las buenas relaciones. Tito debía advertir continuamente a los cristianos de Creta que no debían ser desordenados, sino amables.
Además, debían huir de los pecados de la lengua. La calumnia, la difamación y la mentira no debían formar parte de sus conversaciones. Pablo explica que esto era común antes, cuando éramos amantes del pecado. Ahora, en Cristo, todo eso queda atrás (Tito 3.1 – 6).
Tito debe defender la fe, pero evitar las discusiones insensatas
Tito debía comprometerse con la enseñanza y defenderla a toda costa. Sin embargo, hay que evitar las discusiones tontas, interminables y poco edificantes. Titus no debe desgastarse por esto.
Pablo le advierte que siempre habrá gente que intente dividir a la iglesia. A su vez, debe enfrentarse a estas personas unas cuantas veces, después de lo cual el desgaste es innecesario.
Ayuda en camino
Pablo le dice a Tito que va a enviar a algunos hermanos. Esto nos muestra que la obra de Dios no la hace una sola persona. Juntos siempre somos más fuertes.
Pablo termina hablando contra la improductividad. El Señor Jesucristo quiere que todos seamos productivos, de lo contrario seremos desechados (Juan 15.6).
Por último, gracia a todos los que aman la fe. Si amas la fe en Jesús, la gracia de Dios permanece en tu vida.
Comentario Bíblico:
Tito 3:4-5
Son siervos de Dios todos los que no son siervos del pecado y de Satanás. Toda la verdad del evangelio es conforme a la piedad, y enseña el temor de Dios. La intención del evangelio es producir esperanza y fe; sacar la mente y el corazón del mundo y elevarlos al cielo y a las cosas de lo alto. ¡Cuán excelente es, entonces, el evangelio que desde los primeros tiempos fue el tema de la promesa divina y cuánta gratitud le debemos por nuestros privilegios! La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios; y quien sea así llamado, debe predicar la palabra. La gracia es el favor gratuito de Dios y la aceptación de Él; y la misericordia, los frutos de ese favor, son el perdón de pecados, y la libertad de todas las miserias, tanto aquí como en el más allá. La paz es el efecto y fruto de la misericordia: la paz con Dios por medio de Cristo que es nuestra Paz, y paz con las criaturas y con nosotros mismos. La gracia es la fuente de todas las bendiciones. La misericordia, la paz, y todo lo bueno surgen de ella.