Versículo:
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?. (Mateo 7:3)
Comentario:
Jesús, dentro de su didáctica simple pero extremadamente aplicada a la realidad de sus oyentes, decide ilustrar lo desequilibrado que puede ser nuestro punto de vista sobre el error de nuestros semejantes en relación con nuestra visión de nosotros mismos y nuestras acciones.
Este desequilibrio puede generar en nosotros actitudes desprovistas de amor y comprensión, elementos esenciales para una vida equilibrada y la servidumbre a Dios y sus principios. Un sirviente no es un sirviente sólo porque dice que lo es o porque está en medio de otros sirvientes; es un sirviente porque actúa plenamente como uno.
Jesús muestra la importancia que damos a los errores de los demás y lo tolerantes que somos con nuestros propios errores. Utiliza un claro ejemplo: «¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano?»; paja significa un pequeño trozo o mancha que puede caer en el ojo y, por un momento, perturbar la visión.
«[…] y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?» La viga es una pieza de madera más grande y puntiaguda, más como una estaca.
Usando esta imagen, Jesús dejó claro lo insensibles que somos, desde nuestra propia realidad; es más, señala que no podemos molestarnos con nuestra realidad – con una viga en los ojos – y preocuparnos con una mota en los ojos de un hermano.
Puedo imaginarme cuánta gente en ese momento se llevó las manos a los ojos como si buscara un rayo.
Oración:
Señor, ayúdame a ver mis propios errores y superarlos en Tu gracia sin importar los errores que veo de otros a mi alrededor.