Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (Efesios 4:29)
Señor, forja mi carácter en la persistencia, en la perseverancia, en el deseo de continuar, sabiendo que Tu presencia me acompaña y que Tu y Tus promesas son invariables e infalibles. Te pido que me ayudes a avanzar, sin derrumbarme por mis fracasos, ni alegrarme en exceso, como para descuidarme de mi meta, ante el éxito. Que pueda marchar constante, sin prisa pero sin pausa, en Tus tiempos, al plan de bien que me guardas.