Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre… Juan 14:16
Nuestro enemigo número uno son las emociones. Tenemos la tendencia de ser guiados por el cómo sentimos, pero debemos darnos cuenta de que los sentimientos son inconstantes y cambian día tras día. Debemos tener cuidado en no seguir cada pensamiento que viene a nuestra mente porque nuestros pensamientos y sentimientos no dictan la verdad para nosotros.
Por ejemplo, muchas personas están deprimidas porque no pueden enfrentar la verdad, pero el Espíritu Santo vino a revelarnos la verdad. Debemos enfrentar la verdad y asumir la responsabilidad de nuestras acciones, en lugar de inventar excusas y culpar a todos por nuestros problemas. Cuando hacemos eso y le pedimos a Dios que nos ayude, el espíritu de pesadez nos deja y nos sentimos ligeros y libres.
Sólo aquel que logra sobreponerse a las respuestas intempestivas que causan sentimientos como la angustia, la rabia, la decepción en circunstancias apremiantes, podrá mantener la sobriedad para recordar que Dios está peleando también esa batalla y que a través de Él encontrará la provisión, no material, sino más importante aún, emocional para retomar nuevamente la paz.
Puedes experimentar la victoria sobre tus emociones cediendo al Espíritu Santo y obedeciendo la sabiduría que Él revele. Jesús lo envió para ser nuestro Consolador, Consejero, Ayudante, Intercesor, Abogado, Fortalecedor, y se queda para permanecer con nosotros para siempre.
Gracias a Dios que no tenemos que estar decepcionados, desanimados, abatidos, deprimidos o desesperados. ¡El Espíritu Santo nos da la victoria sobre nuestras emociones!
Palabra diaria: Señor, no puedo controlar mis emociones y mi comportamiento por mi cuenta, por ello te pido que me ayudes, dándome el valor y la sabiduría para encontrar en cualquier circunstancia sentimiento de paz, tranquilidad, descanso y confianza, sabiendo que Tu poder, que me protege, está por encima de cualquier problema.
Más Palabra Edificada / Protección del Señor:
-«Mas tú, Jehová, no te alejes;
Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.» Salmos 22:19
-«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.» Isaias 41:10
-«Jehová es mi fortaleza y mi cántico,
Y ha sido mi salvación.
Este es mi Dios, y lo alabaré;
Dios de mi padre, y lo enalteceré.» Exodo 15:2
-«Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
En él confió mi corazón, y fui ayudado,
Por lo que se gozó mi corazón,
Y con mi cántico le alabaré.» Salmos 28:7
-«Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.» Salmos 31:2
-«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.» Salmos 46:1
-«Misericordia mía y mi castillo,
Fortaleza mía y mi libertador,
Escudo mío, en quien he confiado;
El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.» Salmos 144:2
-«Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro.» Isaias 25:4
-«Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho.» Jeremias 16:19