10 de Enero: Un corazón en alabanza

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Palabra:

Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos. (Salmos 57:7)

Al leer los Salmos, uno tiene la impresión de que la vida para sus escritores, especialmente para David, fue una serie de episodios tumultuosos y sucesivos. Hay salmos de alabanza y alegría, de dolor y derrota, de profunda meditación y de victoria inspiradora. Sin importar el enfoque de cada salmo, es difícil no darse cuenta de que muchos de ellos —de hecho, la mayoría—, están escritos en el contexto de una crisis (ver el v. 1, por ejemplo). Los clamores a Dios salen del momento crítico y la respuesta de Dios llega allí.

Algo que Dios busca cuando estamos en momentos críticos es un corazón firme: un corazón que no se rinde bajo ninguna circunstancia. Sin importar el alboroto a nuestro alrededor, sin importar cuánta presión se ejerza, Dios esperará para respondernos hasta que quede claro para él, para nosotros y para los que nos observan que nuestro corazón está resolutamente firme en él. Eso requiere más que constancia en la esperanza; es también una constancia en la adoración. El corazón que aprende a hacer música en sus momentos más oscuros es el corazón que es liberado.

El rescate generalmente ocurre dos veces. Primero, un corazón lleno de adoración se ha elevado por encima de las circunstancias opresoras, aun cuando las circunstancias permanecen. Es una liberación interna que puede encontrar un gozo profundo, sin importar lo que ocurra afuera. Sin embargo, un corazón resuelto que canta luego encuentra rescate en un Dios que responde. Él invade frecuentemente las circunstancias y esparce a nuestros enemigos, a veces de manera dramática. La espera puede ser larga, pero la victoria es segura. Dios no se queda callado en su amor cuando nosotros no nos quedamos callados en nuestra adoración.

Cuando las circunstancias oprimen, la batalla arrasa y el calor de la crisis aumenta, ¿dónde está tu corazón? ¿Es firme en su adoración? ¿Canta al Dios que reina por encima de cada nube? Si es así, espera la liberación. Espérala por dentro y por fuera. Puedes cantar tu canto de victoria aun antes de que llegue la victoria. En el sentido más importante, ya llegó.

Los manantiales de misericordia, que nunca cesan, ameritan cantos de alabanza a toda voz.

Ora:

Señor, te doy gracias por sostenerme en todo momento. Quiero alabarte, adorarte y rendirte gloria con mis acciones y palabras alegrándome en la victoria que aún sin llegar, sé que ya has preparado para mí. Amén.