El médico escocés A. J. Cronin (1896-1981) se vio obligado a ausentarse de su práctica de la medicina por razones de salud. Entonces decidió escribir una novela. Pero cuando iba por la mitad, se descorazonó y tiró el manuscrito en el bote de la basura.
Totalmente decepcionado, Cronin se encontraba caminando por las tierras montañosas de Escocia y vio a un hombre cavando en un pantano tratando de sacarle el agua para usarlo como pasto. Cuando Cronin conversó con él, el hombre dijo: «Mi padre cavó en este pantano y nunca consiguió hacer pasto. Pero mi padre sabía, y yo lo sé también, que es sólo cavando que se consigue hacer pasto. Así que sigo cavando.»
Sintiéndose reprendido y motivado de nuevo, Cronin fue a su casa, sacó su manuscrito de la basura, y lo terminó. De esa novela, Hatter’s Castle (El castillo de Hatter) , se vendieron tres millones de ejemplares. Cronin abandonó la práctica de la medicina y se convirtió en un escritor mundialmente famoso.
A veces, tú y yo podríamos sentirnos atrapados por circunstancias que exigen paciencia y persistencia. ¿Estamos dispuestos a seguir cavando cualquier «pantano» que Dios nos haya asignado?
El libro de Hebreos nos dice que tenemos «necesidad de paciencia» (10:36), y que debemos correr «con paciencia la carrera que tenemos por delante» (12:1). ¿Cómo? «Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe» (v.2). Con Cristo como ejemplo, ¡sigamos cavando! –