«¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis» (1 Corintios 9:24)
En la película Carrozas de Fuego, ganadora de varios premios, uno de los personajes es el legendario corredor velocista británico Harold Abrahams. Harold está obsesionado por ganar; pero, en las eliminatorias para las Olimpíadas de 1924, en la carrera de 100 metros, es rotundamente vencido por su rival, Eric Liddell. Entonces, reacciona con una profunda decepción. Cuando su novia Sybil trata de animarlo, él dice enojado: «Yo corro para ganar. Si no puedo ganar, ¡no corro!». Ella le responde con sabiduría: «Si no corres, no puedes ganar».
La vida está llena de reveses, y nosotros, como creyentes, no estamos excluidos de experimentar decepciones que nos llevan a querer rendirnos. Sin embargo, en la carrera de la vida cristiana, Pablo nos desafía a seguir corriendo. Les dice a los corintios: «¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis» (1 Corintios 9:24). Debemos correr con fidelidad, dice Pablo, estimulados por saber que corremos para honrar a nuestro Rey y que recibiremos de Él una corona eterna.
Si flaqueamos en esta carrera, si dejamos de servir a Dios o cedemos al pecado ante las dificultades, corremos el riesgo de perder una rica recompensa que podríamos haber recibido si hubiésemos corrido de la mejor manera que podemos.
Palabra diaria: Señor, dame la voluntad y la fuerza para servirte, obedecer tu palabra y mediante ella cumplir tus instrucciones. Guíame a que mis acciones me lleven a ser heredero de tus promesas y a merecer el futuro de amor, paz y regocijo que solo Tú ofreces.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Capítulo: 1 Corintios 9
En 1 Corintios 9, Pablo comienza defendiendo su ministerio. Los falsos maestros le acusaban de no ser apóstol y, además, de que su principal motivación al predicar el Evangelio era la codicia y nada más.
Pablo presenta su defensa y da argumentos contundentes en el relato. Defiende su derecho a recibir ofrendas y sustento por predicar, pues es algo que está asegurado por la Palabra de Dios.
Al hablar de su motivación, dice que le encanta hacer esto, de todos modos la necesidad de predicar el Evangelio se le impone y al hacerlo lo hace con alegría.
Esbozo de 1 Corintios 9:
9.1 – 5: Pablo defiende su apostolado
9:6-14: Pablo defiende su derecho a recibir sustento
9:15-18: Pablo y la necesidad de predicar el Evangelio
9:19-23: El objetivo de Pablo
9:24-27: El atleta cristiano
Comentario Bíblico: 1 Corintios 9:24
El apóstol se compara con los corredores y los combatientes de los juegos ístmicos, bien conocidos por los corintios. Pero en la carrera cristiana todos pueden correr para ganar. Por tanto, este es el mayor aliento para perseverar en esta carrera con toda nuestra fuerza. Los que corrían en esos juegos, se mantenían con una dieta magra. Se acostumbraban a las dificultades. Se ejercitaban. Los que procuran los intereses de sus almas, deben pelear con fuerza contra las lujurias carnales. No se debe tolerar que mande el cuerpo. El apóstol enfatiza este consejo a los corintios. Expone ante sí mismo y ante ellos el peligro de rendirse a los deseos carnales, cediendo al cuerpo y a sus lujurias y apetitos. El santo temor de sí mismo era necesario para mantener fiel a un apóstol, ¡cuánto más se necesita para nuestra preservación! Aprendamos de aquí la humildad y la cautela, y a vigilar contra los peligros que nos rodean mientras estemos en el cuerpo.