Contenido
(Lee al final el estudio un devocional de Levítico 19. Esperamos sea de bendición para ti.)
Resúmen
El significado de Levítico 19 trata de varias leyes, o advertencias dadas por Moisés. Probablemente las diversas leyes aquí recogidas eran decisiones o advertencias dadas por Moisés en casos en los que había alguna duda sobre lo que estaba bien o mal.
Comentario por versículos
19:1-37 – Estas leyes sobre la santidad del pueblo de Dios sólo parecen ser diversas y desordenadas. Sin embargo, reflejan tres temas principales: (1) la fidelidad y el amor a Yahvé; (2) la fidelidad y el amor en las relaciones personales; y (3) la honestidad y la justicia al juzgar, en los negocios y en las transacciones comerciales. Aunque estas instrucciones representan en conjunto varias áreas de la vida diaria, todos los aspectos de la vida deben ser vividos en santidad ante Dios. También es importante señalar que estas reglas tienen una profunda conexión con los Diez Mandamientos (Ex 20:3- 17). Algunas están directamente relacionadas, otras no tanto, pero todas se basan en los mandamientos divinos.
19:1-3 – Temer significa respetar y obedecer. En circunstancias normales, los niños más pequeños deben obedecer a sus padres. Los hijos adultos deben respetar a sus padres y preocuparse por su bienestar. Otro mandato que el Señor transmitió a los hebreos fue el de guardar mis sábados. El sábado semanal era el reconocimiento de que nada dependía únicamente de los esfuerzos de los israelitas, sino de la majestad de Dios y de su gracia. Este día fue dado por el Señor a su pueblo para la adoración, el descanso y la restauración, la construcción de relaciones con la familia y la recuperación o el fortalecimiento de una perspectiva eterna (Mc 2,23-3,5).
19.4,5 – El sacrificio pacífico fue ofrecido por su propia voluntad. Al igual que los israelitas, cuando tenemos paz -o plenitud- en Dios a través de la ofrenda de paz de Cristo (Col 1.19,20), podemos ofrecer todo lo que somos, todo lo que tenemos y todo lo que hacemos.
19.6-10 – Cuidar de los pobres y de los extranjeros que no podían poseer tierras era una prioridad en la antigua sociedad israelita. No cosechar hasta los confines del campo, dejando el grano caído a los necesitados, era una forma eficaz de alimentar a los que no tenían posesiones. Yo soy el Señor, tu Dios indica que la generosidad del pueblo de Dios estaba vinculada a la generosidad del Señor con los israelitas.
19.11-13 – El salario del asalariado no estará contigo hasta la mañana. El trabajo debía pagarse el mismo día para que el trabajador pudiera alimentarse a sí mismo y a su familia. Se prohíbe retenerlo con el fin de beneficiar a quien debe realizar el pago o crear una situación que dificulte su recepción.
19.14 – Está prohibido aprovecharse de las personas con limitaciones físicas, ya sea con fines de lucro, de ofensa, de burla o de mofa. De hecho, esto no sólo estaba prohibido, sino que era peligroso, pues Dios era su defensor.
19.15 – En un juicio no estaba permitido dar un trato especial a los pobres, ni a los poderosos.
19.16 Un chismoso no era sólo un chismoso, sino un calumniador, uno que pretendía destruir la reputación de otro. En relación con el mandamiento no te opondrás a la sangre de tu prójimo, se pueden incluir aquí muchos casos. En el contexto del juicio, citado en esta sección, posiblemente en mayor evidencia fue el falso juramento, que causaría la muerte del acusado, o el testimonio que exoneraría al acusado.
19:17 – No odiarás a tu hermano en tu corazón. Jesús mencionó este principio en el Ser de la Montaña (Mt 5.21-24). Una forma de evitar que el odio se instale en el corazón es afrontar la situación. La forma ideal de resolverlo era la confrontación cara a cara, [reprendiendo] al vecino. Sin embargo, esto implicaba llevar el problema a las autoridades para resolverlo legalmente en la mente de uno, y no tratar de resolverlo con las propias manos o dejar que la herida creciera en el corazón de la parte ofendida.
19.18 – La venganza pertenece a Dios (Dt. 32.35), no sólo porque la venganza humana está llena de violencia, sino porque la de Dios es completamente justa. Por lo tanto, los israelitas no podían vengarse ni [albergar] ira, lo que significa no dejar que el resentimiento permanezca vivo dentro de ellos, pues eso casi siempre conlleva venganza. Lo correcto sería [amar] al prójimo como a sí mismo. Jesús declaró que éste era uno de los dos mandamientos que, si se cumplían, harían que la Ley se cumpliera plenamente (Mt. 22.37-40).
19.19 – En este caso, la santidad significa pureza en tres áreas importantes: (1) en la cría de animales, (2) en la agricultura y (3) en la vida doméstica. Este principio también refleja el respeto a la creación tal y como la hizo Dios.
19.20 – La concubina, una mujer de posición social inferior y con pocos derechos, puede no haber tenido la libertad de expresarse frente a un hombre que se acercaba sexualmente a ella. En este sentido, era inocente. El hombre que se acostaba con una esclava prometida a otro hombre en tales condiciones escapaba a la muerte, pero seguía siendo culpable ante Dios. La expiación, serán azotados, era necesaria para que el perdón tuviera lugar. El dueño de la sierva probablemente recibió una compensación, ya que este verso enfatiza que aún no había sido rescatada o liberada.
19.21-25 – La razón más común que se sugiere para esta regla es que los árboles jóvenes necesitan preservar su vitalidad, y no utilizarla toda en la fructificación. En este caso, el agricultor probablemente podó todas las flores en los tres primeros años. La cosecha del cuarto año era entonces como la ofrenda de las primicias (Lev. 2.14). A partir del quinto año, la cosecha pertenecía al terrateniente, después de haber ofrecido a Dios las primicias de la cosecha de cada año. La fidelidad en el cumplimiento de esta instrucción era recompensada con el aumento de la producción de frutos a partir del quinto año, lo que se expresa con la frase para haceros crecer en su novedad.
19.26 – El regodeo y las conjeturas indican una falta de confianza en que Dios proveerá el mejor futuro. El Señor, y no el diablo o cualquier otro tipo de fuerza espiritual, es el Todopoderoso y dirige los acontecimientos que vienen.
19.27 – Llevar barba era una norma entre los hombres israelitas. Afeitarse la cabeza o el vello corporal significaba estar de luto.
19.28 – El cuerpo humano fue moldeado por el Señor y estaba destinado a ser completo y hermoso. Desfigurar el cuerpo deshonra a Dios, a cuya imagen fueron creados los seres humanos. Golpear la propia carne por la muerte o tatuarla (quizás, pintarla) tenía un significado religioso entre los vecinos paganos de Israel. Entre el pueblo de Dios, tales prácticas eran signos de rebelión contra el Señor.
19.29 – Los padres ejercían un control absoluto sobre sus hijas en la sociedad patriarcal israelita. Para un hombre que estaba endeudado y se enfrentaba a la posible pérdida de sus tierras, la posibilidad de alquilar a su hija como prostituta parecía una opción atractiva. Sin embargo, las relaciones sexuales eran sagradas. Obligar a una hija a violar la santidad la profanaría contra su voluntad.
19.30 – Un recordatorio muy valioso. Su repetición indica su grado de importancia.
19.31 – La mención de adivinos y encantadores en este pasaje es diferente a la del versículo 26. Sin embargo, ambos textos implican la consulta a los espíritus de los muertos. Todo contacto con estos u otros seres sobrenaturales estaba estrictamente prohibido en Israel. Tales rituales demostraban una falta de fe y una rebelión contra Dios.
19.32 – Ponerse de pie ante los ancianos era otra forma de mostrar reverencia y sumisión al Señor.
Devocional:
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios. (Levítico 19:1-2)
El capítulo 19 del Levítico trata de la santidad en la vida comunitaria. Su texto es mucho más fluido y agradable de leer que el de los otros capítulos, porque presenta, en su mayor parte, valores profesados por los cristianos y claramente expresados en el Nuevo Testamento. El propósito de presentar reglas de conducta era llevar a los israelitas a una experiencia de santificación, ¡ya que el Señor mismo es santo! Cada miembro de la inmensa congregación israelita debe preocuparse por observar las instrucciones del Señor, para que de este modo se derramen sobre ellos las bendiciones colectivas.
Podríamos pasar horas meditando sobre cada una de las instrucciones, pero quiero ceñirme a una observación que he hecho sobre este texto. Observa que nadie está exento de responsabilidad en el pueblo de Dios. Obviamente, cada persona responderá individualmente al llamado divino y crecerá en la obediencia de manera diferente, pero los principios enseñados por el Señor son absolutos y deben ser rigurosamente obedecidos. La santidad debe ser el principio regulador de la vida diaria del creyente. Si una persona dice creer en Dios pero no ha asumido responsabilidades morales a causa de su fe, es seguro que estamos ante un mero caso de credulismo y no de auténtica conversión.
Oración:
Señor, permíteme caminar por Tu Palabra y obedecer fielmente Tus mandamientos, pues quiero servirte perfecta y completamente.