Publicado por (Lee al final el estudio un devocional de Éxodo 37. Esperamos sea de bendición para ti.)
En el libro del Éxodo, capítulo 37, podemos ver las detalladas instrucciones dadas por Dios a Moisés para la preparación de los utensilios del Tabernáculo. Son: el propiciatorio, la mesa, el candelabro, el altar del incienso, el óleo santo, el incienso santo y el arca de la alianza. En el siguiente estudio, nos ceñiremos a esta última.
El arca era una especie de cofre que contenía las dos tablas de los diez mandamientos (Dt 10:1-2), una vasija con maná (Ex 16:32-34) y la vara de Aarón que florecía ( Num 17:10-11).
Dios había dado órdenes claras con respecto al arca:
I) Nombró a hombres hábiles para que la tallaran (Ex 35:30-35)
II) Estableció que sólo el sumo sacerdote, una vez al año, podía tener acceso a ella (Ex 30:10)
III) Encomendó a los sacerdotes la tarea de llevarla, estableciendo ciertos procedimientos para su manejo (Núm. 4:5-6)
Tal celo deja claro que el arca, más que «un cofre», tiene un significado único en el Antiguo Testamento. Representa, de hecho, la presencia de Dios mismo en medio del pueblo de Israel. Es posible dar cuenta de ello en muchos pasajes bíblicos, como en el episodio en el que las aguas del río Jordán se dividieron ante el Arca de la Alianza, permitiendo a los israelitas pasar con los pies secos al otro lado de la orilla (Josué 4: 1-24); en los pasajes en los que el Arca era llevada al frente de las batallas libradas por el ejército como garantía de que Dios estaba en esa lucha; y también en I Samuel, cuando siendo el Arca es tomada por los filisteos, recaen sobre ellos grandes males, cerrando el capítulo 4 del mismo libro de tal forma: «Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios.» (4:22)
El arca ha desaparecido desde la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos. Pero la presencia de Dios sigue más latente que nunca en medio de su pueblo. Él habita en nosotros. «¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?»
Pero, tal privilegio no viene del propio esfuerzo, o mérito, sino por la muerte de Jesús «porque fuisteis comprados por un precio» (I Corintios 6:20) y el capítulo 6 de Corintios concluye con la siguiente admonición, «Ahora, pues, glorificad a Dios en vuestro cuerpo» (vs. 21).
Así que, para disfrutar de la presencia de Dios, entrega tu vida a Jesús y glorifícalo con todo tu ser…
¡Sé su testigo vivo!
Devocional:
Hizo también Bezaleel el arca de madera de acacia; su longitud era de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. (Éxodo 37:1)
Siguiendo fielmente las instrucciones contenidas en el capítulo 25, Bezalel y su equipo construyeron el arca, el propiciatorio, la mesa y el candelabro, tal como se narra en Éxodo 37. El trabajo de su equipo siguiendo las orientaciones dadas por el Señor a Moisés es el punto clave de este capítulo y de los siguientes: Dios instruye lo que quiere, Moisés comunica esa voluntad al pueblo y el pueblo trabaja fielmente siguiendo las instrucciones que su líder le presenta.
Esta dinámica debería ser la realidad de una iglesia que entiende el funcionamiento orgánico del cuerpo de Cristo. Dios ha llamado a cada uno de nosotros a un papel único en el reino de los cielos, y ha dotado a las personas con dones específicos para dirigir el rebaño en el cumplimiento de esa misión. Si los miembros individuales entienden esto y se someten con amor a los líderes que el Señor les ha dado, ¡el trabajo va bien! Ahora bien, si hay insubordinación y rebeldía, la obra se resiente, el cuerpo se resiente y cada uno recibirá la corrección del Señor individualmente por su comportamiento inadecuado. Bezalel y su equipo hicieron todos los elementos del tabernáculo porque obedecieron a Dios bajo la dirección de Moisés. ¡Qué puede hacer Dios a través de tu vida si te sometes humildemente al líder que ha levantado para cuidar de ti!
Oración:
Señor, que tenga humildad para servirte y seguir con dedicación a los líderes que has puesto en mi camino.
