Señor, veo en el silencio de este nuevo día que me regalas como dádiva de Tu provisión perfecta y suficiente, la oportunidad para agradecerte por esta nueva misericordia y para pedirte que me des paz, sabiduría y fuerza para enfrentar los retos que la vida hoy me presente.
Y es que hoy quiero Padre, que llenes mis ojos con la visión de los tuyos, que no miran a lo externo sino al corazón, ojos llenos de amor que me permitan ser paciente, humilde, comprensivo y me dejen ver detrás de las apariencias, lo que hay verdaderamente en mis hermanos, de forma que pueda apreciar el tesoro que guardan cada uno de ellos.
También te pido Señor, que ante los retos que hoy enfrente afines mis sentidos para responder con acciones que Te agraden y glorifiquen, cerrando mis oidos a toda murmuración, mi lengua de toda ofensa y mi mente de cualquier pensamiento de rencor o resentimiento.
Quiero proceder con justicia y buena intención en todo momento de manera que sea yo reflejo del amor que todos los días me entregas Padre. Por ello, revísteme hoy con Tu presencia, de manera que durante este día yo Te refleje.
Te lo pido Señor, En El Nombre de Jesús. Amén.