Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. (Mateo 5:8)
Señor, permíteme entender que muchas de las cosas que veo no son buenas o no me convienen, por ello en este nuevo día que me regalas te pido que purifiques mi corazón, es decir, que aparte de el, con tu mano paternal, bondadosa y amorosa todo aquello que me impida acercarme a Ti, crecer o hacerme infeliz. Bendíceme Padre. Amén.