Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. (Romanos 5:1)
Un día le pregunté a una camarera que me servía a la mesa. “Si usted pudiera pedirle algo a Dios, ¿que le pediría?” Su respuesta fue inmediata: “Quiero sentir paz”. Con lágrimas en los ojos, me dijo que su abuela había muerto y esto la tenía turbada emocionalmente.
Muchos en nuestro mundo son como esta joven, desean tener paz interior, pero no tienen ninguna relación con el Señor. Muchas veces, las personas buscan satisfacción intentando mejorar su aspecto, su condición física, su situación económica, o su nivel social —o consumiendo drogas. Pero tales cosas no pueden dar paz al corazón o a la mente. Solo una relación con el Señor Jesús lleva a tener una paz verdadera.
Antes de ser salvos, éramos esclavos del pecado y vivíamos enfrentados a Dios (Col 1.21). Nuestras rebeliones habían creado una barrera entre Él y nosotros, que no podíamos atravesar con nuestras propias fuerzas. Sin la mediación de Dios, no podríamos haber encontrado el sendero de la paz. Pero nuestro Padre celestial proporcionó la solución perfecta para nuestro problema del pecado. Envió a su Hijo para que Él pagara por nuestras transgresiones y eliminara la separación que había entre Dios y nosotros.
Cuando pusimos la fe en Cristo como nuestro Salvador, fuimos reconciliados con Dios (Ro 5.10). En Cristo, tenemos paz para con el Padre.
Nuestro Dios trino ha dado todo lo necesario para que tengamos paz interior. El Padre celestial nos abrió el camino para que seamos parte de su familia. Jesús ofrece su paz para que podamos experimentar serenidad (Jn 14.27). Y el Espíritu Santo cultiva el fruto de la paz en nuestras vidas (Gá 5.22).
Oración Diaria: Señor, pongo mi vida en Tus manos, para que me guíes por los caminos que conducen a la paz verdadera que solo Tu puedes brindarme, protegiéndome de todas las cosas que me impidan encontrarte.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del capítulo Romanos 5:
Después de demostrar que todos los hombres son culpables de pecado e incapaces de ganarse la salvación, Pablo explica cómo la fe -no las obras- es el medio por el que Dios nos declara justos. Romanos 5 comienza con una poderosa y alegre revelación de todo lo que conlleva ser justificado a los ojos de Dios por nuestra fe en Cristo. Tenemos paz con Dios. Estamos en la gracia de Dios. Tenemos la esperanza de la gloria eterna y el sentido de nuestro sufrimiento actual. Dios ha demostrado su amor por nosotros en la muerte de Cristo por nuestros pecados cuando aún éramos pecadores. Adán introdujo el pecado y la muerte en el mundo, y continúan. Sin embargo, Cristo, al morir por nuestro pecado, trajo la gracia de Dios a todos los que creen. El siguiente capítulo comienza refutando un concepto erróneo muy común sobre la salvación por gracia a través de la fe.
Referencias cruzadas por término – Romanos 5:1:
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo:
Romanos 4:5 – mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
Colosenses 3:15 – Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
Isaías 57:19-21 – produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
Romanos 15:33 – Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.
Lucas 19:38 – diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!
Isaías 27:5 – ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo.
Juan 20:31 – Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
Romanos 5:9-10 – Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
Romanos 1:7 – a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Filipenses 3:9 – y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
Romanos 1:17 – Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.