Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio (Nehemías 4:2-4)
Un comentario desalentador o una acción mal intencionada que reconozcamos contra nosotros, puede tener dos efectos en nuestra vida: desmotivarnos y apaciguar nuestras energías para alcanzar el objetivo o darnos más fuerzas para continuar y lograr lo que aquellos en su intento de disminuir nuestra convicción, pensaban que no podríamos.
Nehemías se encontró con esta situación al tratar de levantar el muro de Jerusalén. Fue recibido con ataques de desánimo por parte de Sanbalat y Tobías jefes de facciones samaritanas quienes se oponían a levantamiento.
Sin embargo la respuesta de Nehemías, fue de gran ejemplo. No discutió, levanto su voz o si quiera lidió directamente con ambos enemigos. En vez de eso, se encomendó a Dios en oración y fue librado.
Recuerda que las situaciones desmoralizadoras, buscan de nosotros una respuesta negativa para restarnos energías. No obstante, si nos concentramos en la respuesta que nos brinda Dios, en su aliento, en sus promesas, no tendremos posibilidad de fallar; ya que caminaremos confiados en que El Señor, justo como lo ha prometido, nunca nos abandonará.
Dios siempre se encuentra presente y ha prometido hacerlo siempre, hasta el final.
Palabra Diaria: Señor que encuentre la fuerza para no rendirme por malas intenciones o comentarios desalentadores. Se que estás conmigo y me llevarás siempre a la victoria.