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(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) Ha sido agregado estudio de referencias cruzadas por palabras y términos de versículo al final del Devocional. Esperamos sea de bendición para ti.
Palabra:
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. (Salmos 121:1-2)
Todo sucedió en una fracción de segundo. Conducía el automóvil rumbo al aeropuerto para ir por un amigo, cuando el auto que me pasaba a mi izquierda perdió el control, se estrelló contra el muro de contención, y antes de que yo pudiera hacer nada, giró e impactó mi auto, a unos cuantos centímetros de mi puerta.
El auto fue pérdida total. Cuando mi auto se detuvo, y me percaté de que estaba bien y no había salido herido, inmediatamente alcé mi vista por el vidrio delantero, buscando ayuda. Allí venían varias personas, acercándose hacia mí para ver si estaba bien.
La situación en la que me encontré me recuerda un poco al Salmo 121. Este salmo era uno que los peregrinos cantaban cuando subían a Jerusalén a una de las fiestas judías. El salmista alza su mirada a las montañas preguntándose si de allí encontrará socorro (v. 1). ¿Hacia dónde miras cuando te encuentras en dificultad? Muchas veces Dios nos pone en situaciones difíciles para que reconozcamos que, si nuestra mirada no está puesta en Él, entonces está en el lugar equivocado.
El salmista responde a la pregunta inmediatamente: «Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra» (v. 2). El Dios que hizo la Vía Láctea, el sol y a su vez el pez más pequeño que nada solitario en la oscuridad, es el mismo Dios que te auxilia.
No solamente Dios nos socorre, sino que también nos guarda. Dios no se duerme (v. 3). Ni siquiera le da sueño (v. 4). El verdadero Dios existe en sí mismo y es todopoderoso. No tiene necesidad de recargar fuerzas. No tiene necesidad de que le recuerden algo.
¡Ese es el Dios que nos guarda (v. 5)! Es como una sombra que nos dice que aunque no podamos verlo físicamente, Él está allí. Dentro de la voluntad de Dios, no hay nada que pueda dañarnos (v. 6). Y cuando Dios, en Su eterna sabiduría, decide que lo mejor para nosotros es pasar por un momento de prueba, Él preserva lo más preciado que tenemos: nuestra alma (v. 7).
Aquella ocasión, mientras mi auto giraba sobre su eje, antes de salirse de la carretera y estrellarse contra un muro, de mi boca salió una oración continua: ¡Cuídame, Señor! Dios tuvo a bien concederme esa petición.
Cuando las cosas se salen de tu control, confía en Aquel que puede guardar «en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre» (v. 8). Mi deseo para mi vida y la tuya es que cuando estemos en alguna dificultad, podamos decir igual que el salmista: «Mi ayuda proviene del Señor».
Oración:
Señor, gracias por que sé que Tu cuidado y amor por mí y por cada uno de Tus hijos, que son Tu creación, es más grande de lo que se puede imaginar. Por ello confiando en ese amor perfecto que sólo Tu puedes entregar, ayúdame a mantenerme firme en la prueba y ante la adversidad, porner mis ojos en la promesa de que me guardarás y me librarás de todo mal. Amén.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del capítulo Salmos 121:
Este salmo es el segundo identificado como «canto de ascensión». Los cantos de ascensión son los salmos 120-134. Se cantaban cuando el pueblo de Israel atravesaba las colinas de camino a Jerusalén para celebrar las fiestas anuales. A David se le atribuye la autoría de los Salmos 122, 124, 131 y 133. Salomón es citado como autor del Salmo 127, y el resto son anónimos. El líder de los adoradores comenzó el Salmo 121 expresando los versos 1 y 2, y otros respondieron con los versos que siguen.
Referencias cruzadas por término – Marcos 11:22:
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?:
Salmos 2:6 – Pero yo he puesto mi rey Sobre Sion, mi santo monte.
Salmos 68:15-16 – Monte de Dios es el monte de Basán; Monte alto el de Basán. ¿Por qué observáis, oh montes altos, Al monte que deseó Dios para su morada? Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
Salmos 120:1 – A Jehová clamé estando en angustia, Y él me respondió.
Isaías 2:3 – Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.