Señor, gracias por permitirme abrir los ojos una vez más y ser parte del milagro de la vida que Tu has creado en el inmenso y perfecto amor que sientes por cada uno de Tus hijos. Gracias porque muchas veces en medio de las dificultades que pasamos, los objetivos que no conseguimos alcanzar, las frustraciones del día a día, olvidamos que nos has premiado con bendiciones que damos por sentado y que hasta muchas veces, en nuestra rutina ignoramos: El pan en nuestra mesa, un techo donde refugiarnos, la compañía y amor de nuestros amigos y familiares, entre tantas otras cosas que muchas veces consideramos seguras, y pasamos erradamente por alto.
Por ello Señor, ayúdame a ser agradecido cada día, a tener un corazón humilde y obediente que siga Tus mandatos y caminos, y que de esa humildad pueda confiar, no en mis capacidades ni habilidades sino en Tu fuerza y en Tu poder que son perfectos, pues sólo con una fe fortalecida, podré tener la capacidad para servirte completamente de la forma en que deseas y mereces.
Y también Padre, Tú que llenas todas las cosas con tu presencia, en Tu gran amor, mantennos cerca de ti en este día. Haz que en todos nuestros caminos y acciones recordemos que tú nos ves, y tengamos siempre la gracia de conocer y realizar lo que quieres que hagamos y danos fuerza para ejecutarlo siempre para Tu honra y gloria.
Finalmente Señor, Gracias nuevamente por un nuevo día. Gracias porque tu compasión se renueva cada mañana. Grande es tu fidelidad y tu amor constante, Padre. No sé qué es lo que va a pasar hoy y cuánto voy a hacer, pero Tú sí. Así que te encomiendo este día, y lo pongo en Tus manos para que se haga Tu voluntad.
Que Asi Sea Señor, En El Nombre de Jesús, Amén.