Señor, este día me recibe con la bendición de abrir los ojos una vez más, estar vivo y disfrutar de Tu presencia. Te agradezco este nuevo galardón nacido de Tu misericordia que se renueva cada mañana y del amor que por Tus hijos, es perfecto e insondable.
Hoy quiero pedirte Señor, por la virtud de la comprensión. Abre mi corazón Padre a ponerme en la posición de los hermanos que me rodean. Uno de Tus primeros mandatos es el de amar a nuestro prójimo como a uno mismo y eso involucra no hacer a los otros lo que para nosotros no esperaríamos; sin embargo la naturaleza humana muchas veces egoísta, es como un caballo desbocado o como un río sin cauce y podemos dejarnos llevar por los sentimientos que el enemigo quiere que reinen en nuestro corazón, sentimientos que solo nos hunden en todo aquello que Tu rechazas: el rencor, el odio, la necesidad de ser resarcidos ante una ofensa. Por eso protégeme Padre de esos sentimientos venenosos para que no invadan mi corazón, sino que día a día pueda yo trabajar, la misericordia, el perdón, el entendimiento y la comunión con todos aquellos que me hayan dañado, porque dando ese paso, estaré ganando un amplio terreno hacia obtener la mansedumbre, paz y tranquilidad que querías para Tus hijos, cuando nos instruiste a ser mansos y humildes de corazón para hallar el descanso de nuestra alma.
El día de hoy lo coloco en Tus manos Señor, y que se haga siempre Tu voluntad de bien. En El Nombre de Jesús, Amén