Versículo:
Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. (Santiago 1:22-25)
Comentario:
Una vida de libertad espiritual pasa por el compromiso de seguir conociendo al Señor cada día y no dejar que nada te distraiga de ese ideal. Cuando esto sucede, nos volvemos más firmes y más preparados para las batallas de las luchas espirituales.
Oír y no aplicar nos hace cautivos de las dudas, de los miedos y de las «fábulas», así, preparamos un ambiente fértil para el nacimiento de muchas teorías y «doctrinas» que nada tienen que ver con la voluntad de Dios.
Seremos felices con Dios (bendecidos) en la medida en que lo conozcamos y elijamos vivir la vida que Él quiere para nosotros, la vida en una libertad basada en el contacto personal e íntimo.
Oración:
Señor, que nada me distraiga de seguir Tus caminos, que mi atención esté completamente puesta en la meta de hacer Tu voluntad, de obedecerte y de servirte en cada paso que dé, y que elija siempre vivir la vida que Tu deseas para mi, una vida en la libertad de contar con Tu presencia restauradora, en todo momento.