(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) Esperamos sea de bendición para ti.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Juan 10:10)
Descubrir que un ladrón entró en nuestra casa y robó nuestros objetos de valor es una experiencia traumática. Nos deja alterados y vulnerables. No solo hemos perdido reliquias familiares con valor sentimental y pertenencias por las que trabajamos y ahorramos, sino además, nuestra sensación de seguridad queda hecha trizas.
Circunstancias como el robo nos recuerdan que este mundo no es nuestro hogar, y que un día dejaremos todo atrás. Nadie se lleva un camión de mudanzas después de la muerte. Por tanto, debemos asegurarnos de que lo que vemos como un tesoro no sean las cosas de este mundo (lo que siempre nos lleva a la desilusión), sino a Cristo, quien nos da una esperanza viva.
Considere todo lo que Dios ha hecho para asegurarle esta esperanza:
- Conforme a su gran misericordia, le hizo nacer de nuevo.
- Puesto que Cristo resucitó, usted también resucitará.
- Todo en este mundo está destinado a perecer (2 P 3.10, 11), pero Dios ha reservado una herencia para usted en el cielo, que es eterna, inmaculada y permanente.
- Por el poder de Dios, mediante la fe, usted está siendo protegido para la perfección de su salvación, que será revelada en el último día.
Nada puede separarnos de Cristo, ya que Dios es quien nos sostiene. Él cumple todas sus promesas, y por eso podemos regocijarnos en esta esperanza, incluso mientras enfrentamos las pruebas de este mundo. Así que, ponga su corazón en el cielo, donde está Cristo, y deposite sus tesoros allá. Entonces, su amor por Él crecerá debido a su bondad para con usted. Y saber lo que le espera en el cielo aumentará su gozo.
Oración diaria: Señor, Enséñame el camino para reconocer lo que puedo dejar para mañana y lo que no puede esperar. Confío en Ti para encontrar en mi vida, el balance que me lleve a la paz y vida verdadera que solo Tú brindas.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del capítulo Juan 10:
Juan 10 muestra a Jesús explicando que siempre estará ahí para su pueblo y que es el Hijo de Dios. El capítulo comienza con Jesús diciendo a sus seguidores que un rebaño de ovejas sólo seguirá a su verdadero pastor, aquel que ha entrado legítimamente en el redil por la puerta y cuya voz reconocen. No comprenden el significado de su relato, así que Jesús les explica que Él es el pastor al que deben seguir, que las conoce y las protegerá. Como un buen pastor protegerá a su rebaño. Les dice que les conoce tan bien como Dios le conoce a Él y que dará su vida por ellos. Jesús continúa diciendo que guiará a todos los hombres y que morirá por todos los hombres y que, aunque morirá en obediencia a la voluntad de Dios, Su Padre, lo hará también por voluntad propia.
Referencias cruzadas Juan 10:10:
Juan 6:51 – Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Juan 3:17 – Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Juan 10:1 – De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
Hebreos 6:17 – Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento;
Oseas 7:1 – Mientras curaba yo a Israel, se descubrió la iniquidad de Efraín, y las maldades de Samaria; porque hicieron engaño; y entra el ladrón, y el salteador despoja por fuera.
Isaías 56:11 – Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
Marcos 11:17 – Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Mateo 18:10 – Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.