Versículo:
Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su pacto y sus testimonios. Por amor de tu nombre, oh Jehová, Perdonarás también mi pecado, que es grande. (Salmos 25:10-11)
Comentario:
El primer paso para obtener una restauración en nuestra relación con Dios es el reconocimiento de nuestro error de postura ante lo que Él espera de cada uno de sus siervos, es lo que la Biblia llama pecado; este error no tiene nada que ver con lo que dejamos de hacer en la práctica religiosa, sino en la desobediencia directa a la voluntad del Señor.
El salmista, en el versículo de hoy, comienza su clamor reconociendo que todo lo que el Señor ha determinado para sus siervos a través de sus palabras tiene un aspecto verdadero y restaurador, ya que se forja en su carácter misericordioso. Dios, aunque espera lo mejor de nosotros, siempre está abierto a la reconciliación, porque entiende nuestra naturaleza imperfecta.
Es en esta esperanza que el salmista se aferra a la súplica del Señor de perdonarlo; aún sin mencionar por su nombre el error – el pecado – lo clasifica como «grande», teniendo la perfecta noción de que este error lo está separando de su comunión con Dios.
Esta actitud muestra algo común en la actitud del hombre hacia Dios, estamos tan incómodos que no tenemos el valor de revelar lo que hemos hecho, incluso sabiendo que Dios lo sabe todo.
Oración:
Señor, Tú lo sabes todo de mí, pero ayúdame a decirte, Padre, lo que siento dentro de mi corazón cuando necesite de Tu misericordia y Tu perdón.