(Lee al final el estudio un devocional de 2 Crónicas 31. Esperamos sea de bendición para ti.)
Resumen
El significado de 2 Crónicas 31 relata que Ezequías organizó a los sacerdotes y levitas en grupos de servicio para ofrecer los sacrificios. Para adorar, dar gracias y alabar al Señor dentro del recinto del templo.
Resúmen de versículos
2 Crônicas 31
31.1 — As expressões todos os israelitas e todos os filhos de Israel fazem menção à nação inteira, norte e sul, Israel e Judá.
31.2 — A longa interrupção (2 Cr 28.24) da adoração oficial de Judá na época de Acaz levou caos à vida religiosa dos israelitas. Eles abandonaram o sistema de sacerdócio e turmas dos levitas. Assim como Davi havia originalmente organizado o sistema levítico (1 Cr 23.1—26.28), Ezequias, agora, tinha de reorganizá-lo.
31.3 — As celebrações da Lua Nova aconteciam com o surgimento da lua nova, o início de outro mês (Nm 28.11-15). Embora existissem muitas festas fixas no final do período do Antigo Testamento, aquelas citadas aqui eram a Páscoa e Festa dos Pães Asmos (Lv 23.4-8), a Festa das Primícias ou Pentecostes (Lv 23.15-22) e a Festa dos Tabernáculos (Lv 23.33-43).
31.4 — A Lei determinava claramente que o povo contribuísse com o dízimo e as ofertas para que o trabalho do templo continuasse (Nm 18.8-24).
31.5 — As primeiras colheitas de grãos, principalmente cevada, estavam sendo ceifadas naquele momento. A Páscoa tinha sido celebrada no segundo mês (2 Cr 30.2) e, agora, já estava no terceiro (2 Cr 31.7). As primícias começavam a aparecer na época da Festa dos Pães Asmos — ou seja, no início de abril aproximadamente, e as colheitas eram inteiramente colhidas uns 50 dias depois, na época da Festa das Colheitas ou Pentecostes (Lv 23.9-22).
Os dízimos. Um décimo da colheita pertencia aos levitas, cujo sustento dependia disso (2 Cr 31.4; Nm 18.21-24). Havia três dízimos — dois todo ano e um no terceiro ano.
31.6 — As coisas sagradas — objetos de metal ou outros materiais não perecíveis (2 Cr 24.10, 11; 1 Cr 29.2,7,8) — eram consagradas a Deus para o uso na adoração e no serviço.
31.7-9 — O terceiro mês foi aquele depois da Páscoa atrasada (30.2) e o tempo da primeira colheita (2 Cr 31.5). O sétimo mês era tishrei, o mês da colheita final anual de frutos. A Festa dos Tabernáculos celebrava o fim do ano da colheita (Lv 23.39; Dt 16.13) nessa época. Havia uma colheita contínua do terceiro ao sétimo mês, e o povo levava seus dízimos ao templo como uma expressão de devoção renovada.
31.10 — O sumo sacerdote da época de Salomão em diante era saduceu (1 Rs 2.27,35).
31.11 — Preparassem câmaras. Eram locais já existentes no templo para estocar alimentos e outros materiais (1 Cr 26.15,20).
31.12,13 — Estava a cargo de. A fim de assegurar uma distribuição justa e eficiente para os sacerdotes e levitas, certas pessoas eram nomeadas para a função de supervisão. Duas pessoas ficavam responsáveis pela distribuição, e dez outros trabalhavam com eles.
31.14 — Na frente do templo, a porta da banda do oriente levava ao grande pátio e ao vale de Cedrom do outro lado (1 Cr 26.14).
31.15 — Como a maioria dos sacerdotes vivia nas cidades designadas a eles e não em Jerusalém (1 Cr 6.54-60), Coré e seus assistentes levavam provisões para eles (2 Cr 31.14).
31.16 — Da idade de três anos. Os jovens descritos neste versículo eram aprendizes de sacerdotes, dedicados ao ofício pelos seus parentes. Samuel tinha um ministério desse tipo (1 Sm 1.24,28; 2.18).
31.17 — Todo o pessoal religioso tinha de ser descendente de Levi, mas os sacerdotes tinham de traçar as genealogias especificamente até Arão (1 Cr 6.49-53).
31.18 — Como também conforme as genealogias. Esta é uma maneira inclusiva de designar tanto sacerdotes como levitas. Qualquer um cuja linhagem fosse levítica podia pedir dos dízimos e das ofertas levantados para seu sustento.
31.19-21 — Os preparativos anteriores diziam respeito à manutenção dos sacerdotes e levitas que iam a Jerusalém para ministrar quando sua missão divisional determinava tal agenda (2 Cr 31.15-17). Aqueles em suas próprias cidades também exigiam provisões, então, havia distribuidores lá para isso. Dessa forma, estando “em ação” ou não, todos os servos de Deus podiam contar com o sustento do povo.
Devocional:
Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria. (2 Crónicas 30:6)
Cuando terminó la Pascua y toda la ceremonia de consagración de Israel, todos los que participaron salieron a destruir todos los altares, estatuas y postes de ídolos que había en Judá, Benjamín, Efraín y Manasés (v. 1). Sólo entonces regresó cada uno a su hogar. Ezequías restableció los turnos de los sacerdotes y levitas en el servicio de la Casa de Yahveh (v. 2), dando primero él mismo su contribución, según «la Ley de Yahveh» (v. 3) y ordenó al pueblo que hiciera lo mismo, «para que se consagraran a la Ley de Yahveh» (v. 4).
El mensaje que nos trae el capítulo de hoy es de fidelidad y fe, contrariamente a lo que hemos visto últimamente en la controvertida teoría de la prosperidad. El versículo cinco dice que los hijos de Israel tomaron «las primicias… de todos los productos del campo», además de los diezmos en abundancia. De todo lo que tenían, la primera parte la dedicaban al SEÑOR. Y con esto «hicieron montones y montones» (v. 6). La fidelidad del pueblo fue tan hermosa que Ezequías y los príncipes «bendijeron a Yahveh y a su pueblo Israel» (v. 8). Pero lo más asombroso es que esos montones no eran todo lo que el pueblo había tomado, sino la gran cantidad que había quedado (v. 10). ¡Qué cosa tan hermosa! ¡Qué fidelidad!
El mensaje de la mayordomía cristiana ha sido empañado por quienes lo han utilizado con avaricia. Comercian con la Palabra de Dios y venden «bendiciones» como si estuvieran en un mercadillo, haciendo del mensaje de los diezmos y las ofrendas un llamamiento a sus carteras y no a sus corazones. Tanto el diezmo como la ofrenda son una prueba de fidelidad a nuestro Guardián. La devolución de los diezmos y las ofrendas no tiene que ver con recibir bendiciones, sino con la gratitud por las bendiciones recibidas. Ezequías dio un mandamiento y el pueblo lo asimiló como un privilegio. No se deje engañar por los hombres que utilizan la Biblia como un negocio, ni deje de dar crédito a la Palabra de Dios por su culpa. Los diezmos y las ofrendas forman parte de la vida cristiana, porque tiene que ver con la fidelidad y la fe, y no con la codicia.
Aunque no es un tema muy conocido, la fidelidad al SEÑOR respecto a los tesoros que nos ha confiado ha sido el talón de Aquiles de muchos. Así, la causa del SEÑOR ha sido descuidada y Su Casa privada de recursos porque aún no confían en la provisión divina. Roban al SEÑOR y aún preguntan: «¿En qué te hemos robado?». Y el SEÑOR mismo responde: «En los diezmos y las ofrendas» (Malaquías 3:8).
Oh, amados, no robemos a Aquel que nos da lo esencial cada día: la vida.
Seamos un ejemplo como Ezequías, haciendo lo que es «bueno, recto y verdadero ante Yahveh» (v. 20), entonces todo lo que hagamos por Dios de todo corazón prosperará (v. 21). ¡He aquí el verdadero camino hacia la prosperidad!
¡Buenos días, creyentes del SEÑOR!
Oración:
Señor, ilumina mis pasos hacia la verdadera prosperidad que Tu deseas para cada uno de Tus hijos, la que se halla en Tu Paz que sobrepasa todo entendimiento y en Tus promesas eternas, que nos aseguran la victoria, bajo Tu mano y Tu cuidado en cualquier circunstancia. Gracias Señor por tan grandiosa prosperidad, En El Nombre de Jesús, Amén.