El famoso juego de Lego, conformado por bloques de plástico en el que los niños y adultos pueden formar, sólo limitados por su imaginación, cualquier tipo de figuras, guardan consigo muchas lecciones para aplicar en la vida, que podemos identificar:
Hay fortaleza en los números; cuando los ladrillos se juntan, se pueden lograr grandes cosas. El desastre puede ocurrir pero las piezas pueden ser juntadas de nuevo.
Cada ladrillo tiene un propósito; algunos son hechos para un lugar específico. La mayoría encaja en casi cualquier lugar, pero todos encajan en algún lugar.
No importa el color; un ladrillo azul encaja en el mismo lugar que uno rojo.
Ninguno es indispensable; si un ladrillo no está disponible, otro puede tomar su lugar.
Todos los hombres Lego son creados igual ( 1.5625 pulgadas de alto); lo que llegan a ser está limitado únicamente por la imaginación.
No siempre se obtiene lo planeado; a veces se saca algo mejor. Y si no fuese así, podemos intentarlo de nuevo.
Recordemos estás lecciones y con las piezas de vida que Dios nos ha regalado, creemos las figuras que nos lleven a encontranos con su plan, figuras que lo glorifiquen y nos hagan dignos de caminar con Él.