Biblia Devocional en 1 Año: 1 Cronicas 24

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(Lee al final el estudio un devocional de 1 Cronicas 24. Esperamos sea de bendición para ti.)

Resumen

El significado de 1 Crónicas 24 se refiere a la división tradicional de los hijos de Aarón. Luego, los sacerdotes también se dividieron en veinticuatro grupos, cada uno de los cuales servía en el templo durante una quincena al año. Así, el servicio se alternaba entre la rama Eleazar y la rama Ithamar de la familia aarónica.

Siendo así, este capítulo nos da un relato más específico de la distribución de los sacerdotes y levitas en sus respectivas clases, para el desempeño más regular de los deberes de sus oficios, según sus familias. I. De los sacerdotes, 1 Crónicas 24:1-19 . II. De los levitas, 1 Crónicas 24:20-31.

Resúmen de versículos

1 Crónicas 24
24.1 – Para que los sacerdotes pudieran turnarse en su oficio y tener tiempo libre, llegaron a pertenecer a divisiones. David dividió a los sacerdotes según su ascendencia aarónica (v. 3).

24.2 – Nadab y Abiú murieron. Estos dos hijos de Aarón fueron blanco de la ira de Dios por haber ofrecido incienso encendido con fuego impropio, es decir, fuego que no procedía de Dios (Lev. 9:23-10:2).

24:3. Este Ajimelec era hijo de Abiatar (v. 6), el joven sacerdote de Nob que se había unido a David en el desierto muchos años antes (1 Sam. 22:20). No existe una genealogía completa de Abiatar en el Antiguo Testamento, pero de este versículo se desprende claramente que su ascendencia procedía de Aarón, a través de ltamar.

24.4,5 – Cuando se identificaron los descendientes de los dos linajes, había dieciséis divisiones familiares de Eleazar y sólo ocho de ltamar. Esto complicó el proceso de dividir el servicio a partes iguales. La solución fue dividir las tareas por lotes. Evidentemente, los linajes sacerdotales servirían cada uno a la vez, pero en orden de sucesión.

24.6 – Y Semaías los registró. Para establecer la escala de servicio de los sacerdotes y que funcionara correctamente, era necesario que se registraran todos los nombres de los levitas por familias y los turnos en los que trabajarían.

24:7-9 – El primer lote. Dado que Eleazar e ltamar se mencionan en este orden en el versículo 6, cabe suponer que la lista de nombres presenta, en primer lugar, a alguien de Eleazar, luego a alguien de ltamar, y así sucesivamente.

24.10-19 – Este Abías puede ser un antepasado de Zacarías, padre de Juan el Bautista (Lc 1.5).

24.20,21 – Hijos de Leví. Los levitas que no eran sacerdotes también se dividían por clanes para determinar su relevo en el cargo. La primera división es la de Coat, cuyo nombre no aparece, pero está implícito por la mención de su hijo Amram. Jediah e Isshiah, que eran descendientes directos de Moisés (1 Cr. 23:14-17), fueron omitidos de la lista anterior de levitas (1 Cr. 23:16,17).

24.22-24 – Los isharitas eran coatitas (1 Cr. 23.12), Hebrón era el tercer clan coatita (23.12) y Uziel la última división de los coatitas (23.12).

24:25,26 – Fundador del clan que lleva su nombre (1 Cr. 23:6), Merari era el tercer hijo de Leví. Jahaziah era descendiente de Merari y aparece por primera vez aquí.

24.27-31 – Para asegurarse de que había imparcialidad en los deberes levíticos, los levitas eran seleccionados por sus divisiones por sorteo (v. 5). Padres […] hermanos menores. No había discriminación por edad en el trabajo ni en los turnos que se daban a cada uno. Todos servían por igual, independientemente de su edad o estatus.

Devocional:

1 Crónicas 24:5 Los repartieron, pues, por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios.

Sin duda, el oficio sacerdotal era el de mayor responsabilidad dentro de la nación elegida. Como principales líderes religiosos de Israel, los sacerdotes tenían la misión de fortalecer la espiritualidad del pueblo, enseñándoles a guardar todas las palabras de la Ley. Continuando con los últimos actos de David, se ocupó de dividir a los sacerdotes «según sus deberes en su ministerio» (v.3), de manera justa y ordenada.

No se sabe qué tipo de método se utilizó, pero, «escogidas las familias por sorteo» (v.6), David promovió una especie de comisión de nombramiento armoniosa y práctica. Como las familias descendientes de Itamar eran superadas en número, la mitad que las de Eleazar, el procedimiento utilizado por David también promovió la igualdad entre todos, veinticuatro «de los jefes de las familias de los sacerdotes» (v.31).

«El oficio de éstos en su ministerio era entrar en la Casa del Señor, según la manera establecida por Aarón su padre, como el Señor, el Dios de Israel, se lo había ordenado» (v.19). Tanto los príncipes del santuario como los príncipes de Dios, sacerdotes y sumos sacerdotes, representaban las «funciones religiosas del más alto rango» (CBASD, v.3, p.194). Todo debía seguir un patrón juicioso, y era deber de estos sumos sacerdotes asegurarse de ello.

El propio santuario era una imagen de Cristo y de su ministerio. Todo allí apuntaba al plan de redención y a su propósito salvador. El hecho de que hubiera formas preestablecidas de cómo debía funcionar todo no elimina en absoluto el carácter de un Dios que hace todo para salvar. Si cada generación de sacerdotes hubiera tenido la misma disposición para servir al Señor mediante «la fe que obra por el amor» (Gal.5:6), seguramente siempre habría habido comunión entre la forma y el resultado, y la primera venida de Jesús habría sido celebrada no sólo por todo Israel, sino por todo el mundo de entonces.

Al igual que en el santuario, nuestros lugares de culto deben regirse con orden y armonía, respetando que aunque exista una jerarquía, ésta no puede ni debe utilizarse ni considerarse arbitrariamente, sino bajo la mirada celosa de quien ama al Señor y a las ovejitas de su rebaño. Negociar principios a cambio de pequeñas concesiones puede no parecer peligroso, pero tiene el potencial de causar graves rupturas y divisiones en medio del pueblo de Dios. Como miembros del cuerpo de Cristo, debemos estar muy atentos a esto, «orando en todo tiempo en el Espíritu, y velando con toda perseverancia y súplica por todos los santos» (Ef.6:18).

Siempre que haya riesgo de alguna injusticia o diferencias que amenacen la armonía, busquemos al Señor de todo corazón, oremos y clamemos por su ayuda. Como «sacerdocio real» de Dios, hemos sido elegidos para proclamar «las alabanzas de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pe. 2:9). Vivamos, pues, de acuerdo con los deberes del ministerio que el Señor nos ha confiado. Porque esto es lo correcto, y nos guiará a casa. ¡Vigilemos y oremos!

¡Buenos días, real sacerdocio de Dios!

Oración:

Señor, que viva por y para los deberes del ministerio que has confiado a cada uno de Tus hijos, pues de la obediencia vendrá la bendición y de la perseverancia, el servicio fiel y comprometido, que me haga digno testimonio de Tu gracia y de Tu amor, entre mis hermanos. En El Nombre de Jesús, Amén.