Versículo:
Venid, hijos, oidme; El temor de Jehová os enseñaré. ¿Quién es el hombre que desea vida, Que codicia días para ver bien? (Salmos 34:11-12)
Comentario:
El temor de Dios es uno de los cimientos firmes para construir una historia de fe duradera. Vivimos en una época en la que escasea el temor. Muchas veces una parte de las personas que se llaman a sí mismas cristianas han aceptado tantos comportamientos dudosos en sus vidas que cada vez es más difícil saber si una persona sirve al Señor o no.
Temer a Dios es respetarle. Es intentar vivir de un modo que agrade al Padre. Es alinear nuestro comportamiento con el camino santo que el Creador ha planeado para cada uno de nosotros. Es actuar como si Cristo fuera a regresar al final del día.
Puede que tu vida esté un poco desorientada por miedo, dudas, problemas. Sin embargo, recuerda que en El Señor, todo tiene una solución, cuyo primer paso es ponerlo como prioridad en nuestra vida alejándonos de todo aquello que, en este mundo, nos separa de Él: pasiones desordenadas, deseos impuros, sentimientos negativos, rencores, ambiciones malsanas, entre muchos otros.
Sacando todo ello de nuestro andar, empezaremos a ejercitar el verdadero temor al Padre, para fortalecer en nuestra vida la verdad de que: El temor del Señor es el principio de la sabiduría.
¡Sé sabio!
Oración:
«Señor, enséñame, como Padre amoros que eres, guíame a elegir cada día los mejores caminos, siempre a Tu lado!.