(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. (Santiago 1:19-20)
En 1864, poco antes de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos y después de una entrevista con el Presidente Abraham Lincoln, alguien escribió: «Sometido a la presión de todo tipo de reivindicaciones contrarias, rodeado de traidores, los que querían que los esclavos fueran liberados a toda costa, y los conservadores no menos convencidos de no liberarlos, Lincoln escuchó a todos, midiendo las palabras de cada uno»
Escuchar atentamente a una persona es una señal concreta de respeto hacia ella. Es una cualidad rara en nuestro mundo actual donde muy pocos se atreven a escuchar con atención, y en el que la mayoría de las veces, realmente, nadie escucha a nadie. ¿Pero a quién deberíamos escuchar? En primer lugar a Dios. Nos habla a través de la Biblia, su palabra escrita. Escuchar a Dios produce fe y nos hace capaces de conocer su amor. Sin embargo, se nos ordena que amemos no sólo a Dios, sino también a nuestro prójimo. Tomarse el tiempo para escuchar a nuestros semejantes muestra amabilidad y respeto por nuestra parte, profundiza nuestras relaciones y, sobre todo, constituye la auténtica prueba de nuestra humildad y amor cristianos.
Por otro lado, debemos negarnos a escuchar todo lo que es falso, injusto, difamatorio e impuro. Nuestras fuerzas deben centrarse en escuchar atentamente la instrucción, el consejo, la reprensión y la corrección que viene de la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16). Esto nos hace capaces de escuchar a los demás y de darles, si lo solicitan, una sabia ayuda basada en principios divinos.
Oración: Señor, afina mi percepción para estar atento a la forma en que me hablas, ya sea a través de otras personas, de situaciones, de pensamientos, para hacer Tu voluntad y con sabiduría glorificarte en cada uno de mis pasos.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Comentario Bíblico – Santiago 1:
En lugar de culpar a Dios cuando estamos sometidos a pruebas, abramos nuestros oídos y corazones para aprender lo que nos enseña por ellas. Si los hombres desean gobernar sus lenguas, deben gobernar sus pasiones. Lo peor que podemos aportar a cualquier disputa es la ira. He aquí una exhortación a separar y echar como ropa sucia todas las prácticas pecaminosas. Esto debe alcanzar a los pecados del pensamiento y del afecto, y a los pecados del hablar y del hacer; a toda cosa corrupta y pecaminosa. Debemos rendirnos a la palabra de Dios con mentes humildes y dóciles a la enseñanza. Debemos estar dispuestos a oír de nuestros defectos, y a tomarlos no sólo con paciencia, sino con gratitud. El objetivo de la palabra de Dios es hacernos sabios para salvación y los que se proponen cualquier finalidad mala o baja al prestarle atención, deshonran el evangelio y desilusionan sus propias almas.
Más Palabra Edificada / Obediencia:
«Si me amáis, guardad mis mandamientos.» Juan 14:15
«Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas» Deuteronomio 28:13
«Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.» Deuteronomio 28:1
«Amarás, pues, a Jehová tu Dios, y guardarás sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días.» Deuteronomio 11:1
«Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.» Exodo 19:5
«Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.» Jeremias 7:23
«Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra» Isaias 1:19
«Y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.» Deuteronomio 28:14
«No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» Mateo 7:21