Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. (Eclesiástes 3:1)
En este mundo y sobre todo en esta era todo es con afán nadie tiene tiempo, todos quieren las cosas rápido y esto ha ocasionado en que se viva en desorden.
Las escrituras son sabias y nos entregan una gran lección: en cada temporada de nuestras vidas Dios tendrá para nosotros un regalo especial. En la escasez o en la enfermedad su presencia nos dará aliento, en la abundancia su paz nos dará calma y sabiduría. Todo se resume en disfrutar en El Señor cada temporada. No querer prolongar las buenas, ni transitar en velocidad las malas, sino estar totalmente presentes y listos para recibir en cualquier circunstancia las hermosas bendiciones que El Señor derramará en nuestras vidas, sin importar dónde y cómo nos encontremos.
No lo olvides, en cada etapa de la vida Dios nos acogerá con su amor y misericordia, nos dirigirá, si somos fieles, de acuerdo al maravilloso plan que guarda para nuestras vidas. Solo basta Confíar plenamente en Él.